La alergia se define como el estado de hipersensibilidad adquirida por la exposición a un alergeno particular, en el cual la nueva exposición ante dicha sustancia va a desencadenar una nueva reacción, si cabe, más intensa.

El alergeno es la sustancia capaz de producir alergia o hipersensibilidad específica, pudiendo tratarse de una proteína o no proteína, o de extractos de ciertos alimentos, bacterias, pólenes, animales, etcétera.

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¿Por qué aumentan los casos de alergias?

El estilo de vida en los países industrializados, el aire que se respira en las ciudades, cada vez más polucionado, la ingesta de alimentos con un alto contenido de conservantes y colorantes, el consumo de cigarrillos, el aumento del consumo farmacológico… favorecen la penetración en nuestro organismo de tantas sustancias ajenas, que ponen en guardia a nuestro sistema defensivo por excelencia: el sistema inmunitario. Como consecuencia de esa activación se produce la elaboración de unas proteínas denominadas anticuerpos

Entre los anticuerpos se encuentra la Inmunoglobulina E (Ig E). El cometido fundamental de dicha Ig E consiste en actuar como anticuerpo protector frente a determinadas infecciones. Cuando la Inmunoglobulina E se fabrica en respuesta a sustancias que se encuentran habitualmente en el medio ambiente, en lugar de ir dirigida a organismos potencialmente nocivos, se desencadena una reacción contraproducente para nuestro organismo. La alergia podría entenderse, por tanto, como una reacción desproporcionada de nuestro sistema inmunitario ante determinados estímulos externos, que en individuos normales no generarían ninguna respuesta. 

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Diversos estudios epidemiológicos han concluido que en los últimos años se ha registrado un incremento notable de las afecciones alérgicas en todo el mundo. Se estima que uno de cada cinco individuos sufre o ha padecido procesos alérgicos. 

Resulta complicado conocer el número exacto de personas que son portadores de enfermedades alérgicas, puesto que las pruebas cutáneas frente a diversos alergenos ambientales tan comunes como pólenes, epitelio de animales como el gato o el perro, ácaros del polvo, etcétera, pueden ser positivas incluso en sujetos que no manifiestan síntomas alérgicos.

Manejo de la alergia desde la infancia

Las enfermedades alérgicas son muy frecuentes en la edad pediátrica. El estudio Alergológica llevado a cabo por la SEAIC revela que el primer motivo de consulta en menores de 14 años y por el que más frecuentemente se acude al alergólogo es la rinitis (33% de los casos) seguido de conjuntivitis (23%) y asma (17%) en su mayoría causado por pólenes.

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“Especialmente en la infancia, las diferentes manifestaciones de las enfermedades alérgicas (rinitis, asma, alergia alimentaria, dermatitis, etcétera) se dan de forma simultánea. El alergólogo es el especialista que mejor puede hacer un abordaje conjunto de todos los problemas que afectan al niño alérgico. El buen control de la enfermedad alérgica pasa por acudir a la consulta del alergólogo ante los primeros síntomas de sospecha y sea cual sea la edad del afectado”, apunta el doctor Pedro Ojeda, vocal de la Junta Directiva de la SEAIC.

Creado: 1 de julio de 2010

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