Vegetaciones, inflamación de las amígdalas
Las vegetaciones son una afección frecuente en los niños, y consisten en la inflamación de las amígdalas faríngeas. Te contamos sus síntomas, cuándo se han de operar, y qué precauciones tomar tras la intervención.

Tratamiento de las vegetaciones

Dra. María Teresa Romero Rubio

Por: Dra. María Teresa Romero Rubio

Pediatra en el Hospital de Manises (Valencia)

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Tratamiento médico de las vegetaciones

El tratamiento de las vegetaciones en niños es inicialmente médico, y no siempre es necesaria la intervención quirúrgica:

  • Lavados con suero fisiológico: lavados frecuentes de la nariz con suero fisiológico o agua de mar con presión suficiente para arrastrar el moco acumulado.
  • Antihistamínicos y descongestionantes: empleados de forma periódica pueden aliviar los síntomas, aunque no dan una solución definitiva al problema.
  • Antibióticos: en ocasiones se emplea cuando hay una infección aguda, con fiebre asociada a abundante mucosidad nasal. Se suele emplear amoxicilina o amoxi-clavulánico.

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Vegetaciones: cuándo extirpar las glándulas adenoides

En el caso de que con el tratamiento médico de las vegetaciones no sea suficiente y las pruebas diagnósticas revelen un tamaño excesivo de las glándulas adenoides que produzcan muchos síntomas, se indicará la extirpación quirúrgica de las mismas. La indicación principal para realizar esta intervención es que su tamaño sea tal que produzca apnea obstructiva del sueño o deformidades en los dientes. Otras indicaciones más discutidas son otitis o adenoiditis de repetición que no se controlan con tratamiento médico.

Gráfico de las vegetaciones
La extirpación de las adenoides se realiza bajo anestesia general.

La adenoidectomía consiste en la extirpación quirúrgica de las adenoides. Es una intervención corta y sencilla, en la que el otorrino hace un legrado o raspado de la glándula, accediendo a ella a través de la boca o la nariz. Es una operación corta (unos 15 minutos en total) aunque sí precisa de anestesia general. Lo habitual es que el niño ingrese en el hospital la misma mañana de la intervención y regrese a casa ese mismo día o al siguiente. Su eficacia es casi del 100% y no es frecuente que se necesite una segunda intervención.

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Consejos tras la intervención por adenoidectomía

Aunque es una intervención sencilla, como toda operación no está exenta de los riesgos que conlleva una anestesia general. Especialmente en el caso de los niños que tenían apneas del sueño antes de la intervención, hay que vigilar que tras el despertar de la anestesia no se produzca espasmo de laringe, lo cual puede ser grave.

Otra posible complicación, aunque poco frecuente, es el sangrado. Si es sangre roja y abundante, hay que acudir inmediatamente al hospital para que el niño sea evaluado por el otorrino y poner un taponamiento. Si es sangre oscura no hay tanto riesgo, porque suele ser sangre que ha pasado al estómago durante la intervención y se ha digerido.

En algunos casos el otorrino recetara un antibiótico tras la intervención para prevenir las infecciones. Inicialmente es normal que el niño tenga dolor de garganta y oídos, que se pueden controlar con la analgesia habitual y siguiendo una dieta blanda. Tras unos días un poco molestos, en menos de una semana el pequeño paciente podrá hacer su vida normal.

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Creado: 23 de junio de 2014

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