Administrar EPO reduce el daño cerebral en prematuros

Investigadores expertos en imágenes del cerebro han comprobado que administrar tres dosis de la hormona EPO a bebés prematuros recién nacidos disminuye el daño cerebral que pueden sufrir a causa de su prematuridad.
Bebé en una incubadora
La prematuridad es un factor de riesgo para sufrir daño cerebral

Un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra (UNGE) y el Hospital Universitario de Ginebra (HUG) ha comprobado que administrar tres dosis de eritropoyetina (EPO) –hormona que estimula la formación de células rojas de la sangre– a bebés prematuros recién nacidos disminuye significativamente el daño cerebral que pueden sufrir estos niños a causa de su prematuridad.

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Los científicos, especialistas en imágenes del cerebro, revisaron imágenes obtenidas por resonancia magnética –un procedimiento que evita la exposición a la radiación– que permite detectar el daño cerebral en una etapa temprana, que podría repercutir negativamente a largo plazo sobre el desarrollo neurológico del niño, provocándole trastornos cognitivos y motores y dificultades de aprendizaje.

Los cerebros de los niños a los que se les administró la hormona EPO presentaban mucho menos daño que los del grupo al que se le administró un placebo

Las imágenes analizadas pertenecían a 165 niños, a la mitad de los cuales se les habían administrado tres dosis de EPO en los dos días siguientes al parto y, como ha explicado Rusia Ha-Vinh Leuchter, coautora de la investigación,  observaron que los cerebros de los niños sometidos a esta terapia presentaban mucho menos daño que los del grupo al que se le administró un placebo.

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La experta añade que las conclusiones del estudio, que se han publicado en Journal of American Medical Association, muestran por primera vez los efectos beneficiosos que tiene la EPO en el cerebro de los bebés prematuros. La segunda parte de este trabajo –que forma parte de una investigación más amplia en la que también colabora la Universidad de Zúrich– tiene como objetivo evaluar el desarrollo neurocognitivo de estos niños, a los que se les realizarán pruebas a los dos y cinco años de edad.

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Actualizado: 14 de agosto de 2019

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