La lactancia materna favorece la flora intestinal

La leche materna promueve la formación de flora microbiótica en el tracto intestinal y esto permite una mejor absorción de nutrientes y estimula el desarrollo del sistema inmune.
Madre amamantando a su bebé
Dar el pecho es beneficioso para la flora intestinal del bebé.

Los expertos insisten en que alimentar a un bebé con lactancia materna durante al menos los seis primeros meses de vida es fundamental para fortalecer su sistema inmune en desarrollo y protegerle de infecciones y enfermedades. Ahora, un nuevo estudio, cuyos resultados ha publicado la revista ‘Current Nutrition & Food Science’, ha revelado que la leche materna promueve la formación de flora microbiótica en el tracto intestinal y esto permite una mejor absorción de nutrientes y estimula el desarrollo del sistema inmune.

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La investigación, realizada en Estados Unidos por científicos de la Universidad de Duke, ha comprobado que la leche materna tiene la capacidad de mejorar la forma en que crece la flora intestinal, de manera que las bacterias cuya función es servir como escudo contra los patógenos y las infecciones se unen entre sí y forman biopelículas que constituyen una auténtica barrera protectora frente a los microorganismo nocivos.

La leche materna mejora la forma en que crece la flora intestinal, de manera que las bacterias se unen entre sí y forman una auténtica barrera protectora frente a los microorganismo nocivos

Otros estudios ya habían demostrado que la alimentación con leche materna disminuye la incidencia de enfermedades del aparato respiratorio, gripe e infecciones que cursan con diarrea durante la infancia, y además a largo plazo también previene la aparición de alergias, o de otras patologías como la diabetes. Sin embargo, y según ha explicado uno de los autores del estudio, William Parker, este trabajo es el primero que analiza el efecto que tiene el tipo de alimentación del bebé en la manera en que crecen las bacterias que componen la flora intestinal.

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Para llevar a cabo la investigación, los científicos utilizaron muestras de diferentes marcas de leche maternizada, leche de vaca, y leche materna que había sido donada, en las que introdujeron dos cepas de la bacteria ‘E. coli’. Aunque las bacterias comenzaron enseguida a multiplicarse en todas las muestras, los autores del estudio observaron que en el caso de la leche materna, estas bacterias se unían entre sí formando capas delgadas y adherentes de bacterias que actuaban como un escudo protector, mientras que en el resto de las muestras de leche las bacterias se desarrollaban de forma individual y no se unían para formar este tipo de barrera protectora.

Parker afirma que conocer el mecanismo por el que la leche materna beneficia la salud de los bebés puede contribuir a desarrollar fórmulas de leche maternizada que se asemejen más a la leche materna, y resulten por lo tanto más efectivas para proteger contra enfermedades a aquellos niños que no puedan ser alimentados con lactancia materna por diversos motivos.

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Actualizado: 14 de agosto de 2019

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