Meditación, aprender a estar presentes
La meditación tiene beneficios terapéuticos y un impacto positivo sobre nuestra forma de relacionarnos con el mundo y con los demás, por lo que practicar esta técnica milenaria te ayudará a mejorar tu salud física y mental.

Las 6 claves para aprender a meditar

Aprender a meditar
Para meditar debemos elegir un espacio íntimo, en el que tenemos que sentirnos muy cómodos y, sobre todo, tiene que ser silencioso.
Inma D. Alonso

Por: Inma D. Alonso

Periodista experta en salud y bienestar

José González Sancho

Revisado: José González Sancho

Periodista especializado en salud y bienestar

Actualizado: 5 de mayo de 2023

Aprender a meditar es algo que está al alcance de cualquiera. El experto, Ignacio de Frutos, fundador y director del Ashtanga Yoga Shala Urban Yoga, nos da las claves básicas para incorporar esta práctica milenaria a nuestra vida cotidiana de forma fácil y sencilla:

  1. Encontrar un espacio adecuado. Es el primer paso y el más importante, para ello podemos ir a un centro de meditación, o bien decantarnos por la opción más económica y hacerlo en casa. Sea cual sea el lugar que escojamos, tiene que ser un espacio íntimo, en el que tenemos que sentirnos muy cómodos y, sobre todo, tiene que ser silencioso. Podemos hacerlo más acogedor utilizando velas, incienso, o imágenes relajantes.
  2. No se puede meditar tumbado. Aunque técnicamente se pueda hacer, la posibilidad de quedarse dormido durante la meditación es muy grande, de ahí que haya que aprender a meditar sentado y, preferiblemente, en el suelo. Por lo general, un adulto occidental encuentra una dificultad extrema en estar sentado en el suelo más allá de 5 minutos. “Al principio podemos utilizar una silla para, más adelante, empezar en el suelo usando la pared como respaldo. Con el tiempo y la práctica, conseguiremos ir adecuando y entrenando nuestro cuerpo para estar en una posición cómoda durante al menos una hora”, recomienda de Frutos. Otra opción es el uso de cojines de meditación o bancos zen, aconsejables para que la postura sea lo más erguida y estable posible.
  3. La meditación, mejor en ayunas. El proceso digestivo es una de las funciones de nuestro organismo que más energía requieren; después de comer, las personas se sienten menos concentradas y más somnolientas. Por ello, la meditación se debe realizar preferiblemente en ayunas, o al menos 2-3 horas después de haber realizado la última comida. Un buen momento para meditar es hacerlo justo después de levantarnos. “Después de darnos una ducha y de tomar una bebida templada -té o infusión-, encontrar esos 5 minutos iniciales para meditar es una experiencia fantástica y sencilla que puede cambiar por completo nuestro día”.
  4. Controlar la respiración es fundamental para la práctica de la meditación, y debe ser profunda y suave. Mientras respiramos, nos concentraremos en nuestra postura, relajaremos nuestro cuerpo, y dejaremos que nuestros pensamientos fluyan de manera natural, sin retenerlos o sentirnos afectados por ellos; tan sólo observándolos para, luego, dejarlos pasar. Después de esto, busca pensamientos que te generen sensaciones positivas y observa cómo te sientes ante ese bienestar, retén esa sensación de bienestar y, para finalizar la sesión, hazlo poco a poco y concentrándote nuevamente en tu respiración.
  5. Crear un hábito es lo más importante para aprender a meditar. “Cualquier práctica o disciplina se convierte en algo amable cuando hemos hecho de ella un hábito en nuestra vida”, asegura de Frutos. Una de las técnicas más habituales para crear un hábito es hacerlo todos los días en el mismo lugar y a la misma hora, empezando por tiempos asequibles. “Dedicar a la meditación un espacio diario de 5 minutos es tiempo más que suficiente al principio, y extremadamente útil. Con el paso del tiempo podemos aumentar el tiempo dedicado 2 minutos cada mes. Al cabo de un año, habremos pasado de 5 minutos de silencio a ser capaces de estar media hora y, después de 2 años, una hora completa”, comenta de Frutos.
  6. Encontrar un buen maestro o guía con experienciaPor encima de todo lo anterior, “si una persona realmente tiene ánimo y quiere profundizar en la meditación debe encontrar a alguien que le enseñe a superar todos los obstáculos que irán surgiendo en el camino”, concluye el experto. Hay muchos tutoriales, vídeos, libros y hasta aplicaciones que pueden servirnos para iniciarnos en la práctica de la meditación, pero si queremos desarrollar todo su potencial, lo recomendable es buscar una escuela o maestro para que nos ayude a determinar cuál es el tipo de meditación que mejor se adapta a nosotros y con el que conseguiremos mayores beneficios.

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En este sentido, cada vez son más las escuelas en todas las ciudades. A la hora de elegir la que más nos conviene es importante que comparemos metodologías y estilos, así como las certificaciones oficiales y la reputación del centro. Suele ser habitual que realicen clases de prueba o jornadas de puertas abiertas para los interesados no iniciados; aprovéchalas para conocer de cerca en qué consiste. También es interesante hablar con personas que ya practican la meditación para conocer su opinión y, por supuesto, valorar si queremos sólo meditar, o combinarlo con la práctica del yoga.

En cuanto al precio, éste variará en función de la reputación de la escuela y del grado de certificación, entre otros factores; por lo general, muchos de estos centros tienen diferentes tipos de tarifas y abonos en función de los distintos tipos de prácticas y las necesidades de los alumnos.

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Creado: 28 de octubre de 2016

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