La OMS desaconseja automedicarse con yodo para protegerse de las fugas radiactivas en Japón

Expertos de la OMS advierten que este tipo de productos puede causar complicaciones en mujeres embarazadas y en pacientes con trastornos renales y puntualizan que no son un 'antídoto contra la radiación'.
Píldoras de yodo antiradioactivas

Ante el casi pánico que están causando los efectos de la radiación nuclear en Japón en países de la costa del Pacífica, especialmente en algunos estados de EE.UU., la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha visto obligada a desaconsejar a las personas preocupadas por dichos efectos “que se automediquen con yoduro de potasio u otros productos que contengan yodo” para protegerse de las fugas radiactivas pues “únicamente se debe tomar yoduro de potasio cuando se haya formulado claramente una recomendación de salud pública en ese sentido”.

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Las pastillas de yoduro de potasio son productos que se administran en caso de accidente nuclear para saturar la glándula tiroides e impedir la fijación de yodo radiactivo. Si se toman antes o poco después de la irradiación, se puede disminuir el riesgo de cáncer a largo plazo. Sin embargo, puntualiza la OMS, estas pastillas “no son 'antídotos contra la radiación'”, ya que “no protegen frente a la radiación externa ni contra sustancias radiactivas que no sean el yodo radiactivo”. Y hay que matizar que yodo no es lo único que está alcanzado la atmósfera tras las sucesivas explosiones en los reactores nucleares de Fukushima.

Los expertos advierten que este tipo de productos puede causar complicaciones en mujeres embarazadas y en pacientes con trastornos renales. “Las embarazadas deben tomar pastillas de yoduro de potasio sólo cuando lo indiquen las autoridades competentes, porque la tiroides de las embarazadas acumula yodo radiactivo más deprisa que la de los demás adultos y porque la tiroides del feto también se bloquea cuando la madre ingiere estas pastillas”, han indicado.

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La OMS dice que, dado que la cantidad de radiación liberada hasta ahora es “bastante limitada”, los riesgos para la salud pública “son pequeños”. Además, señala que, en las zonas situadas a más de 20 kilómetros de los reactores Daiichi y Daiini de Fukushima, “no ha aumentado el riesgo para la salud de las personas se encontraban allí en el momento de la explosión o que prevean ir a esas zonas ahora”.

“La evaluación se podría modificar si se registran nuevos incidentes en la central y las consecuencias sanitarias dependerán de la exposición. A su vez, la exposición depende de la cantidad de radiación liberada, las condiciones meteorológicas en el momento de la exposición, la distancia a que se encuentre uno de la central, y del tiempo transcurrido en las zonas irradiadas”, concluyen.

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Fuente: EUROPA PRESS.

Actualizado: 1 de agosto de 2017

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