Temporada de setas: claves para recolectarlas
El apasionante ritual de la micología está de moda: desde las salidas a las zonas de recogida de setas, el saber reconocer las variedades comestibles, la conservación, el cocinado..., todo y más lo encontrarás aquí.

Cómo recoger y conservar las setas

Arantza Ruiz de las Heras

Por: Arantza Ruiz de las Heras

Dietista-Nutricionista, Complejo Hospitalario de Navarra

Actualizado: 20 de octubre de 2022

La recolección de la seta debe realizarse mediante torcimiento en la base del tallo, o cortándola por este mismo lugar con un cuchillo o navaja, esto dependerá del tipo de hongo. No es conveniente agujerar el terreno alrededor del ejemplar, ni cortar la seta cerca de la parte superior o sombrero. No deben recolectarse ejemplares que no estén completos o que presenten indicios de haber sido mordisqueados. Además, también hay que desechar aquellas setas viejas, pequeñas, o excesivamente maduras.

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Si vamos a salir a recoger setas es conveniente llevar un recipiente con base firme y ancha, por ejemplo una cesta, para ir colocando los hongos sin amontonarlos. Y, si se pasa el día en el bosque con niños, tener mucho cuidado con lo que se llevan a la boca los pequeños.

Cómo conservar las setas

La seta puede conservarse fresca. Debemos refrigerarla intacta, sin eliminar ninguna de sus partes, durante no más de cinco días antes de consumirla. También se pueden conservar algunos tipos de seta introducidos en vinagre o en aceite; estos procedimientos modifican la composición nutricional original de la seta, pero aumentan mucho su vida útil.

Asimismo, algunas variedades son especialmente propicias para conservar desecadas hasta el momento de prepararlas.

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Cómo reconocer las variedades de setas comestibles

La primera y más importante recomendación ante las setas es no recoger ninguna si no se posee información y conocimiento suficiente sobre micología. No fiarse de frases como: “se parece a…”, “creo que es la misma que cogí la pasada semana…”, “al cocinarla ya no será tóxica…”.

Recolectar setas

Ante un hallazgo, lo primero es realizar una valoración morfológica: observación atenta y precisa de sus partes. Tras esto, un examen sensorial: olor y sabor. También hay que tener en cuenta el hábitat y la época de la recolección.

Las partes de la seta son: sombrero (parte superior), himenio (parte inferior del sombrero), el pie (unión con el suelo) y velos y residuos (tanto en el sombrero como en el pie). Con estos datos debemos realizar la clasificación de la seta dentro del organigrama botánico, solo así sabremos si se trata o no de una variedad comestible.

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Pero el peligro del desconocimiento de una variedad no implica únicamente tomar una seta mediocre o no demasiado apta para el consumo. El principal riesgo es que, dentro de las setas no comestibles, se encuentran las setas tóxicas y las setas mortales. Como representante del primer grupo nombraremos la Amanita muscaria. Visualmente es una seta muy bonita y llamativa, con tonos rojizos. Es la típica seta que aparece dibujada en todos los cuentos infantiles (sombrero rojo con lunares blancos) Pero también están, por ejemplo, la Amanita rubescens o la Morchella vulgaris.

Respecto al grupo de las mortales, la Amanita phalloides (cicuta verde) puede llegar a causar la muerte con ingerir tan solo una unidad. Asimismo, el Praxillus involutus, el Cortinarius orellanus y el Tricholoma ecuestre (seta de los caballeros) -asociada a una enfermedad denominada rabdomiolosis que provoca insuficiencia renal-, son variedades que, tristemente, han demostrado sus efectos letales.

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Es importante saber reconocer estos tipos de setas. Durante nuestra iniciación en la recolección de setas, deberemos ir acompañados por alguien entendido que nos guíe y oriente. Recoger únicamente aquellas que nos ofrecen garantía total de inocuidad y, en casa, volver a comparar las setas con libros, fotografías y documentos. Y practicar todo lo que sea necesario hasta reconocerlas fácilmente.

Creado: 26 de noviembre de 2012

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