Más de 900 millones de personas en todo el mundo padecen hambre crónica y el quince por ciento de la población mundial se acuesta con hambre todas las noches, un fenómeno que se ha visto agravado por la especulación sobre productos alimenticios y por el consiguiente aumento de los precios, según revela el Informe Mundial sobre Desastres 2011 de la Cruz Roja.

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En contraste, 1.500 millones de personas en el mundo padecen sobrepeso, incluso en países emergentes del sur de Asia y del norte de África, donde se cobra más vidas que el propio hambre. Este fenómeno de 'malnutrición' se debe, en buena parte, al auge de la importación de alimentos procesados en detrimento de la producción directa de materias primas de uso alimentario en los propios países.

Según revela el Informe Mundial sobre Desastres 2011 de la Cruz Roja, tres millones de niños menores de cinco años mueren cada año por desnutrición, y 178 millones sufren retraso en el crecimiento por la misma causa

Otro aspecto destacado por el informe es que el hambre y la malnutrición también afectan al "próspero Occidente". En Estados Unidos, el Gobierno gastó en 2010 casi 68.000 millones de dólares para alimentar a más de 40 millones de personas. En la Unión Europea, uno de cada seis habitantes de los 27 Estados miembros vive por debajo del umbral de pobreza. En España, en el contexto de la actual crisis económica, la CRE se vio obligada hace tres años a reactivar sus programas de distribución de alimentos "por necesidad", unos programas que estaban prácticamente abandonados. En estas circunstancias, Cruz Roja aporta ayuda alimentaria a unas 700.000 personas en España, un 70% de las cuales se encuentran en el paro.

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"925 millones de personas sufrían hambre en el mundo en 2010", según los datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de la ONU, explicó el pasado jueves el coordinador general de Cruz Roja Española (CRE), Antoni Bruel i Carreras, durante la rueda de prensa de presentación del informe en la sede de la organización en Madrid. "No hablamos de un poco de hambre, hablamos de falta de alimentación, de no comer, sencillamente", manifestó.

Según los datos del informe, tres millones de niños menores de cinco años mueren cada año por desnutrición y 178 millones sufren de retraso en el crecimiento por la misma causa. Además, el 60% de las personas que padecen hambre en el mundo son mujeres, lo cual, según Bruel, genera el "efecto multiplicador" de afectar también a los fetos, durante el embarazo, y a los bebés durante la lactancia.

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Entre los factores que contribuyen a la "tormenta perfecta" en el sistema alimentario mundial, junto a las sequías y otros desastres naturales como las inundaciones, el coordinador de la CRE destacó el aumento especulativo de los precios. "La especulación cuesta vidas", aseveró. El problema no es la disponibilidad de alimentos, de los que "hay más que los que se necesitan", sino su acceso, advirtió.

"Después de 18 meses de relativa estabilidad, los índices de precios de los alimentos de la FAO han aumentado más de un treinta por ciento en el segundo semestre de 2010", un porcentaje que es del 57% en el caso concreto de los cereales, precisó.

Entre las causas de este aumento de los precios, Bruel destacó la "paradoja" de los mercados de futuros de alimentos, que fueron creados en los años sesenta "para evitar las desviaciones de precios a largo plazo" y que se han convertido, precisamente, "en un instrumento para todo lo contrario", para "especular con los precios de artículos de primera necesidad".

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Para acabar con esta situación, según Bruel, los Estados deberían asumir la regulación de los precios agrarios. "No se puede especular con materias primas básicas", aseveró. "Se deben reglamentar los precios, como de hecho se hace a nivel nacional; en España, por ejemplo, una barra de pan no se puede vender a ocho euros", prosiguió. "Lo que no quieres para tu casa, no debes quererlo para el mundo", declaró.

La especulación y los intereses mercantiles, indicó, son factores claves para comprender por qué el aumento de los rendimientos agrarios de los últimos años se ha debido más al incremento del cultivo de biocombustibles que a la producción de alimentos, y por qué el 60% de las tierras arables no cultivadas en el mundo se encuentran en África.

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En el continente africano, explicó Bruel, la mayoría de los hombres se dedican a cultivos de interés comercial, mientras que el cultivo de los minifundios, que contribuyen más directamente a la alimentación familiar, corresponde sobre todo a las mujeres. La falta de ayudas en forma de subsidios e insumos a las mujeres minifundistas, advirtió, genera una "laguna importante en la alimentación de las familias", que se ven obligadas a acudir a un mercado cada vez más oneroso para alimentarse, en vez de hacerlo por sí mismas.

En estas condiciones, y como contrapunto de la situación general, el aumento de las importaciones de alimentos procesados en detrimento de la producción autóctona de materias primas alimenticias está contribuyendo, "incluso en las economías emergentes", a un aumento de la obesidad en todo el mundo.

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"El exceso de nutrición se cobra actualmente más vidas en algunos países del sur de Asia y norte de África, unos 2,4 millones por año, que el hambre, lo que deja claro que la 'malnutrición' es un fenómeno mucho más extendido que el hambre", advirtió CRE.

La situación en el Cuerno de África

Durante la rueda de prensa de presentación del informe, el delegado de Cruz Roja Española en Kenia, Pablo Díez de la Lastra, afirmó que la actual crisis alimentaria en el Cuerno de África "no es nueva", pero sí ha llamado la atención internacional y "sale más en los medios" a causa de la situación de los refugiados somalíes y del conflicto de Somalia, "que es parcialmente una consecuencia de la extrema y permanente necesidad que sufre el Cuerno de África".

Según el delegado de CRE, trece millones de personas están afectadas por el hambre y entre el 20 y el 25 por ciento de los niños sufren malnutrición en el Cuerno de África. "Se trata de la peor sequía de los últimos 60 años" y afecta no solo a los cultivos, sino a la ganadería de unas poblaciones en buena parte pastoriles.

A juicio de Pablo Díez, la respuesta internacional ha sido "tardía", pese a ser una "crisis anunciada". No obstante, precisó, Cruz Roja tiene la "firme esperanza" de que, además de las intervenciones humanitarias a corto plazo, "que salvan vidas", los Gobiernos, los organismos internacionales, las agencias humanitarias y la sociedad civil, pongan en marcha "mecanismos permanentes" que refuercen las capacidades de las comunidades, mejoren su resistencia a las crisis, e impidan que estas situaciones se vuelvan a repetir.

Cruz Roja Española ha recaudado alrededor de cuatro millones de euros para paliar la crisis alimentaria del Cuerno de África, muchos menos que los 45 millones que recibió por el terremoto de Haití, según explicó Antoni Bruel.

Fuente: EUROPA PRESS

Actualizado: 8 de septiembre de 2022

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