Dra. Mª Concepción Vidales

Especialista en nutrición, dietética humana y trastornos del comportamiento alimentario, autora de 'Cocina que cura'
La autora de 'Cocina que cura' explica que los alimentos pueden ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida y nuestra salud, pero para ello debemos saber cómo elegirlos bien y sacarles el máximo partido en la cocina.
Dra. Mª Concepción Vidales
“Con una correcta alimentación muchas de las enfermedades más habituales podrían evitarse”

23/07/2012

Dar a conocer las propiedades beneficiosas de los alimentos, así como las recetas más suculentas para prepararlos, es el objetivo del nuevo libro de la doctora María Concepción Vidales, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en nutrición, dietética humana y trastornos del comportamiento alimentario. Según esta experta y autora de “Cocina que cura” (Libros Cúpula, Editorial Planeta), los alimentos pueden ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida y nuestra salud, pero para ello debemos saber cómo elegirlos bien y sacarles el máximo partido en la cocina.

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Cocina que cura

¿Qué hay de verdad en la afirmación “Somos lo que comemos”?

Todo. Casi todas las enfermedades del cuerpo se inician en el aparato digestivo, que tiene una función importantísima en nuestra inmunidad. Por tanto, el trato que le demos se reflejará en otros órganos vitales, bien como una carencia, una mala absorción, o enfermedades neurológicas, que también están muy relacionadas con lo que comemos.

¿Los alimentos pueden ser nuestra medicina?

Yo soy una fiel defensora de la idea de que con una correcta alimentación muchas de las enfermedades más habituales podrían evitarse. No digo todas porque hay una base genética y en algunos casos las causas son multifactoriales, pero la mayoría de esos factores podríamos prevenirlos con una correcta alimentación desde la infancia. Por tanto, desde luego, hay alimentos que curan y alimentos que previenen; además, toda enfermedad debería pasar por una revisión de la dieta del paciente.

Dar un complemento a partir de los alimentos funcionales es una opción a tener en cuenta porque nos van a aportar un plus de vitaminas, minerales, probióticos… que, en ocasiones, no están de más para reforzar la salud

No obstante, los alimentos no siempre son todo lo buenos que cabría esperar, ¿qué consejos daría para saber que compramos lo mejor?

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Es totalmente cierto que muchos de los alimentos que por sí solos deberían tener muchas propiedades preventivas y curativas, por los cultivos actuales, por las prisas a la hora de consumirlos, porque se les añaden más aditivos y conservantes, no son todo lo beneficiosos que podrían ser. Por eso, debemos buscar la mayor calidad y el mejor comercio con esos alimentos. En este sentido, también es importante ir a la compra, porque cada vez es más frecuente que se haga por Internet y ni siquiera tocamos lo que vamos a comer. Deberíamos dedicarle el tiempo adecuado a esta actividad porque si bien la calidad está siendo modificada, al menos que tengamos la oportunidad de elegir si nos llevamos o no un producto porque nos gusta a la vista y al tacto.

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Teniendo en cuenta estos factores, ¿qué importancia le otorga a los alimentos funcionales?

Si se lleva una alimentación correcta y equilibrada, no harían falta. Pero la verdad es que vivimos en la época del estrés, de las enfermedades carenciales, y con muchos contaminantes, que provocan que las propiedades de los alimentos se vean mermadas y que nuestro organismo sea incapaz de utilizar todos estos nutrientes en la medida que deberíamos. Con lo cual, el hecho de dar un complemento a partir de los alimentos funcionales es una opción a tener en cuenta porque nos van a aportar un plus de vitaminas, minerales, probióticos… que, en ocasiones, no están de más para reforzar la salud.

En el libro refieres una gran variedad de alimentos saludables, pero ¿cuál es tu favorito, por resultar más sano?

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El brécol ha sido todo un descubrimiento, porque posee muchas sustancias beneficiosas para la salud, y la que más me ha llamado la atención es su capacidad anticancerígena, que también tienen otros alimentos de esta familia de verduras, como la coliflor o el repollo, pero no en tanta medida.

El brécol posee muchas sustancias beneficiosas para la salud, y la que más me ha llamado la atención es su capacidad anticancerígena

También soy una apasionada de los cítricos porque aportan muchas vitaminas, minerales y antioxidantes. Y, concretamente, del kiwi, porque favorece el tránsito intestinal y posee propiedades positivas para la inmunidad y el sistema digestivo.

Asimismo, los frutos secos son muy interesantes porque ofrecen proteínas y tienen sustancias que protegen contra las enfermedades neurológicas, como el caso de las almendras con el párkinson; el déficit degenerativo del sistema nervioso; las enfermedades cardiovasculares, para las que se aconsejan las nueces, etcétera.

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Alimentos 'medicamentos'

¿Cree que si conociéramos mejor las propiedades de cada alimento y los empleáramos adecuadamente mejoraría nuestra salud?

Por supuesto. Por ejemplo, si supiéramos que el ajo ayuda a rebajar el colesterol y mejora nuestra tensión arterial, las personas con tendencia a tener el colesterol o la tensión alta, lo tomarían más a menudo. O que los frutos rojos o el arándano son beneficiosos para protegernos de enfermedades infecciosas a nivel del sistema urinario, los incluiríamos más en la dieta. O que los lácteos son buenos para el calcio pero también para enfermedades del aparato digestivo; y así un largo etcétera.

¿Esto podría servir incluso para evitar el exceso de medicación?

Como médico no recomiendo dejar de tomar una medicación que ha sido prescrita por un profesional sanitario, pero si conociéramos más las propiedades de los alimentos, muchos de ellos servirían de prevención, y a la larga evitarían que tuviéramos que tomar medicación. Incluso cuando la enfermedad es más grave y necesita de un medicamento crónico, la alimentación juega un papel fundamental.

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En su libro comenta que el grupo sanguíneo y los genes influyen en la dieta.

Hace años cayó en mis manos el libro de Peter D’Adamo, “Los grupos sanguíneos y la alimentación”, que aclara cómo la influencia de los grupos sanguíneos puede afectar a la alimentación. Y habla de alimentarse de una manera concreta en función del grupo sanguíneo. Su teoría se basa en que los primeros seres humanos se alimentaban principalmente de proteínas, eran cazadores, el grupo “Old”. Con la evolución el ser humano se hace agricultor y ganadero, lo que afecta a su alimentación y a la composición de la sangre, porque va introduciendo otros alimentos, como cereales y lácteos. Es el grupo AB, que pertenece a una especie más tardía. De esto se concluye que, según el grupo sanguíneo, metabolizamos mejor unos alimentos u otros. Por ejemplo, el grupo 0 metaboliza mejor las proteínas (carne, pescado…), los grupos A, B y AB metabolizan mejor los hidratos de carbono. Esto influye incluso a la hora de hacer deporte. El grupo 0 al ser cazador requiere de ejercicios más intensos a la hora de quemar calorías y el AB es más tranquilo.

Existe algo en nuestra genética que favorece que determinados alimentos sean mejor o peor aceptados por nuestro organismo

A mi me atrajo bastante esta teoría, pero sobre todo me impresionó que cambiando la alimentación en función de esos grupos sanguíneos, hay enfermedades que mejoran. Por tanto, existe algo en nuestra genética que favorece que determinados alimentos sean mejor o peor aceptados por nuestro organismo.

Los ardores de estómago son una de las molestias más frecuentes que existen, ¿qué receta recomendaría?

El yogur es un alimento alcalino, muy básico, que tiene un importante efecto calmante. El calabacín también es una verdura suave recomendable. Y el arroz, por su carácter astringente.

¿Y contra el estreñimiento y los gases?

Para evitar el estreñimiento aconsejo el kiwi en ayuno y la semilla de lino natural, que disuelta en un zumo de naranja es bastante infalible. En el caso de aerofagia o gases hay que comer despacio y masticar bien la comida; no obstante, hay alimentos como el caqui, o especias como el comino, que evitan las “burbujitas” que se producen durante la digestión.

¿La forma de cocinar también influye en la salud?

Totalmente. Por fortuna vivimos en un país con una gastronomía espectacular y no tenemos que dejarnos influenciar por otro tipo de cultura y comida rápida. Los estofados, la plancha y los alimentos frescos con aliños suaves y aceite de oliva, son lo más aconsejable.

Los estofados, la plancha y los alimentos frescos con aliños suaves y aceite de oliva, son lo más aconsejable

En su libro nos desvela una receta que es bastante especial para usted: “el caldo que resucita”. ¿En qué consiste y cuáles son sus beneficios?

Es un caldo muy sencillo. Lleva media pechuga de pollo (se le quita la piel), un puerro, unas ramitas de apio, una o dos zanahorias troceadas y una puntita de jamón. Se cubre bien de agua y se pone a cocer en una olla exprés, y en 45 minutos o una hora está listo. Se cuelan los ingredientes y se hacen picadillo por si alguien prefiere añadirlo al caldo.

La parte más importante a nivel científico del caldo, a parte de los beneficios de las verduras, es que aporta una sustancia parecida a la acetilcisteína, que se libera al cocer el pollo, y que tiene propiedades descongestivas, depurativas, calmantes, y que se utilizaba para enfermedades respiratorias. Además, contiene proteínas, vitaminas y minerales necesarios.

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