Establecen nuevos criterios de diabetes gestacional

Un estudio muestra que nuevos criterios más estrictos para diagnosticar la diabetes gestacional permiten un mejor control de la glucemia, con numerosos beneficios para la salud de la embarazada y de su bebé.
Mujer embarazada haciéndose un test de glucosa
Control de los niveles de glucosa durante el embarazo

Adoptar los nuevos criterios de la International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups (IADPSG) para el diagnóstico de diabetes gestacional, incrementa más del triple la incidencia de esta complicación del embarazo, pero se traduce en una significativa mejoría de otros problemas como la hipertensión inducida por la gestación, la macrosomía fetal o los bebés con bajo peso al nacer, el parto prematuro, o la cesárea, entre otros.

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Estas son las conclusiones de un estudio que han realizado especialistas en endocrinología del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid y de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), que se ha publicado en Diabetes Care, en el que han comparado los criterios tradicionales con los nuevos, según los cuales para establecer el diagnóstico son necesarios un valor positivo de una única sobrecarga oral de glucosa entre las semanas 24 y 28 de embarazo, de acuerdo a los siguientes niveles: 92 mg/dl en ayunas, 180 mg/dl a la hora, y 153 mg/dl a las dos horas de dicha sobrecarga.

Con el diagnóstico basado en los nuevos criterios se logró una reducción de los efectos adversos de la hiperglucemia, tanto en la embarazada como en el bebé, y los tratamientos administrados resultaron más coste-efectivos

Como ha explicado Alejandra Durán, una de las autoras del trabajo, analizaron a 1.750 mujeres embarazadas que habían sido diagnosticadas de diabetes gestacional en base a los antiguos criterios, y a 1.526 a las que se les diagnosticó el trastorno de acuerdo a los nuevos criterios de la IADPSG.

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Comprobaron que gracias al diagnóstico basado en los nuevos criterios y a la intervención adecuada –en el 80% de los casos se consiguió el control de la glucemia con modificaciones en la dieta–, en las mujeres del segundo grupo se logró una reducción de los efectos adversos de la hiperglucemia, tanto en la embarazada como en el bebé, y los tratamientos administrados resultaron más coste-efectivos.

Otras ventajas fueron una reducción del 24% en la tasa de cesáreas y una disminución de la hipertensión arterial de un 14%. Además, los beneficios también repercutieron en el feto, ya que se redujo un 11% la cantidad de bebés prematuros, un 20% la de recién nacidos con macrosomía, y un 24,5% los ingresos en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal.

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Actualizado: 14 de agosto de 2019

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