Un nuevo estudio realizado en China ha comprobado que al administrar anestesia epidural a las mujeres para controlar el dolor durante el parto vaginal, la tasa de depresión posparto, seis semanas después, era del 14%, frente al 35% entre las que no la recibieron y no pudieron, por tanto, aliviar su dolor.
En este análisis, la epidural era la única forma posible de controlar el dolor durante el parto, y también se observó que en las mujeres que recibieron la analgesia también fue más frecuente –un 70% frente a un 50%– que alimentaran a sus bebés con lactancia materna.
En las mujeres que recibieron la epidural también fue más frecuente –un 70% frente a un 50%– que alimentaran a sus bebés con lactancia materna
Un artículo sobre esta investigación, escrito por Katherine Wisner, directora del Centro Asher de la Universidad Northwestern para el Estudio y Tratamiento de los Trastornos Depresivos, en Evanston (Illinois, EE..UU..), señala que la incidencia del dolor posparto agudo severo es de alrededor del 11%, mientras que la de dolor crónico varía entre el 1 y el 10% en el caso de parto vaginal, y entre el 6 y el 18% tras una cesárea.
Aunque en la depresión posparto –que se estima que afecta aproximadamente al 14,5% de las mujeres–, intervienen causas tanto biológicas como emocionales, la presencia de dolor crónico uno o dos meses después del parto, es un factor de riesgo para desarrollar este trastorno emocional y, además, dificulta a la mujer ejercer su papel de madre, por lo que el control del dolor tras el parto es fundamental para ayudar a la mujer a cuidar de su bebé.