Actualmente los espermicidas, por sí solos, son uno de los métodos anticonceptivos menos utilizados a nivel mundial, debido a sus riesgos frente a un embarazo (presentan unas tasas de entre un 18% y un 29%). De hecho, el Ministerio de Sanidad y Política Social Español los clasifica como “métodos anticonceptivos poco recomendables por su baja o nula eficacia”. Aunque el ginecólogo y presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), José Ramón Serrano, también apunta a que esto se debe a “la falta de costumbre y a factores culturales”.
Sin embargo, no dejan de tener una serie de ventajas que pueden hacerlos útiles para ciertas parejas, o para necesidades puntuales. Además, como todos los profesionales ginecológicos señalan, su efectividad aumenta si se combinan con otros métodos contraceptivos de barrera.
Como puntos positivos de la utilización de los espermicidas destacan los siguientes:
- Son un método totalmente controlado por la mujer y relativamente sencillo de usar. Se pueden utilizar y dejar de hacerlo cuando se desee, porque no requieren un seguimiento médico. Así lo refrenda el doctor José Ramón Serrano: “como método de barrera, de acción local, son controlados por parte de la usuaria y eso hace que, si se usan bien, sean bastante útiles, porque la mujer se preocupa de aplicarlos con esmero y combinarlos con otros métodos para poder lograr la mayor eficacia posible”.
- Son fáciles de comprar y relativamente económicos.
- Pueden llegar a aumentar el placer sexual, al actuar como lubricación.
- Son útiles como método anticonceptivo de refuerzo (por ejemplo, si un día se olvida la toma de una píldora anticonceptiva).
- No afectan a la mujer a nivel hormonal.
- Pueden usarse durante la lactancia materna.