La vitrificación de óvulos es una técnica cada vez más demandada por las mujeres que desean posponer su maternidad, sin embargo, la calidad de los ovocitos disminuye con la edad y, por ello, los expertos aconsejan que las mujeres que deseen someterse a esta técnica para intentar quedarse embarazadas más adelante lo hagan a ser posible antes de los 35-36 años, para así aumentar las posibilidades de éxito, ya que por cada año en que se retrase la maternidad disminuyen hasta un 5% las probabilidades de conseguir un embarazo natural.
El proceso dura alrededor de dos horas y, como explica la Dra. Victoria Verdú, de la clínica Ginefiv, consiste en un tratamiento hormonal de estimulación ovárica, para proceder posteriormente a la extracción de los óvulos maduros y a su vitrificación y almacenamiento en nitrógeno líquido hasta el momento en que la paciente los necesite.
Los óvulos mantienen las mismas características que tenían en el momento de su vitrificación, y su tasa de supervivencia tras la descongelación ronda el 80%
Gracias esta técnica, los óvulos mantienen las mismas características que tenían en el momento de su vitrificación, y generalmente su tasa de supervivencia tras la descongelación ronda el 80%. Tras ser descongelados, se fertilizan con el semen de la pareja o de un donante, se incuban, y se transfieren al útero de la futura madre
Como explican los expertos de Ginefiv, en caso de que se produzca un embarazo viable que llegue a término, el bebé no presentará ningún problema relacionado con esta técnica de reproducción asistida, y su salud será similar a la de cualquier otro bebé concebido de forma natural.