Mamen Jiménez, la psicomami

Psicóloga especializada en terapia de pareja y sexualidad, autora del libro 'Amor con ojeras'
Mamen Jiménez, alias la psicomami, aboga por desdramatizar el sexo tras la paternidad, y ofrece soluciones y consejos prácticos para superar los baches con humor, y seguir cuidando la relación de pareja en esta nueva etapa.
Mamen Jiménez, la psicomami
“Hay que buscar un momento para los dos, en el que el rol de pareja esté activo, y no el de 'mami' o 'papi'. La pareja se retroalimenta de lo que hacemos, decimos y vivimos, y si no la mimamos se extingue.”

24/11/2016

La psicóloga experta en terapia de pareja y sexualidad Mamen Jiménez, alias la psicomami, dice que es necesario desdramatizar la paternidad porque, pese a los momentos duros, “siempre será mucho mejor reír que llorar” y ver la experiencia como algo que sirva para unir a la pareja, y no para separarla. De ahí que insista en su libro Amor con ojeras (Editorial Lumwerg, 2016) en la importancia de hacer equipo cuando de “dos pasamos a ser tres”. Todo esto es algo que ha aprendido tras varios años como espectadora de primera fila de los baches de las parejas que acudían a su consulta en Majadahonda y a los talleres que imparte a nivel nacional sobre sexualidad. Baches que pueden aparecer cuando los hijos se incorporan a la pareja, y que la psicóloga aborda página a página ofreciendo soluciones prácticas y consejos. Lo hace a través de ilustraciones, con humor, y de forma amena.

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Portada 'Amor con ojeras'

En ‘Amor con ojeras’ muestras escenas cotidianas con las que muchos padres pueden verse identificados, y aportas consejos prácticos para solventar posibles problemas que pueden surgir en la pareja. Y lo haces en clave de humor. ¿Es necesario desdramatizar esto de la maternidad / paternidad?

Es necesario. Ser padres tiene sus momentos duros, pero si somos capaces de darle la vuelta a algunas situaciones y reírnos de ellas, y de nosotros mismos, siempre será mucho mejor que enfadarse, desesperarse, o llorar, ¿no?

Cuando te pusiste manos a la obra con ‘Amor con ojeras’, ¿te sirvieron de inspiración las situaciones que has visto a lo largo de todos estos años en consulta?

Por supuesto; de hecho, esa experiencia ha sido la base. En consulta y en los talleres he visto a muchas parejas en esta situación, y he comprobado que hay dinámicas similares que causan estrés en la pareja. Obviamente, en el libro no abordo situaciones patológicas, eso lo advierto de manera explícita, pero sí que hablo de las dificultades que pueden aparecer, de lo que pasa, y de cómo podemos abordarlo para que la paternidad, en lugar de estresarnos, nos una.

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En cuanto a la sexualidad y a la relación de pareja, ¿qué debemos tener en cuenta cuando nos planteamos ser padres?

Hay dos aspectos fundamentales para atravesar esta etapa con éxito: cuestionarnos nuestro modelo sexual, y hacer un ajuste de las expectativas. Me explico: si nuestra sexualidad está absolutamente centrada en el coito y para nosotros “eso es el único y verdadero sexo”, nos vamos a encontrar con que la paternidad reciente puede suponer una interrupción abrupta de nuestra actividad sexual (en la cuarentena, por ejemplo, en la que no es factible la penetración). Sin embargo, si entendemos que el sexo y la intimidad física es algo más que penetración podremos avanzar por esta etapa sin parones, sin cortes, seguiremos haciendo “cosas ricas”. En cuanto a la segunda parte, las expectativas, si pensamos que va a ser igual que antes, si estamos convencidos de que en cuanto pase la cuarentena volverá a ser como era, nos vamos a llevar una sorpresa que puede producir malestar en la pareja. Hay que aceptar que esta es una nueva etapa, con nuevas “condiciones”. La sexualidad no es estática y fija, sino que cambia a lo largo de la vida: no es igual el sexo de novios, cuando cada uno vive en su casa y hay que buscar los espacios y los tiempos, que el de recién “vivimos juntos” y, por lo tanto, tampoco lo es en este momento vital. Aceptar eso nos ayudará a ser flexibles y a amoldarnos a nuestra nueva situación que, y esto es importante, no es necesariamente peor como se vende, es diferente.

La sexualidad no es estática y fija, sino que cambia a lo largo de la vida

¿Cómo cambia la vida sexual de los padres con la llegada del primer hijo?

Quizá el cambio que más notan las parejas es la pérdida de la espontaneidad, aunque esto es algo muy matizable. Los encuentros, cuando tienes un bebé o un peque, ya no pueden ser cuando nos apetezcan o cuando surjan, y quizá lleguemos a ellos estando cansados, muy cansados. Estos dos factores pueden tener un efecto negativo en la relación si no los gestionamos bien.

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Se habla poco de esa primera vez tras el parto...

Se habla muy poco, es cierto, y no será porque no es importante. La primera vez, o esas primeras veces (es más un proceso que un momento), tiene unas características particulares, sobre todo si el embarazo y el parto han supuesto una interrupción de las relaciones sexuales en la pareja debido a nuestro modelo sexual. A este encuentro tras la cuarentena podemos llegar con nervios, dudas, ojo, pero también con ganas, claro. Lo importante es ir sin presión, ajustando las expectativas: “mira, vamos a pasar un ratito los dos juntos, y ya veremos lo que podemos o no podemos hacer, pero lo que es seguro es que vamos a mimarnos”.

¿Cuáles son los mayores problemas o baches a los que se suele enfrentar la pareja cuando “de dos pasan a ser tres” en esta etapa de la vida?

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En este punto me gusta distinguir entre lo que creemos que nos pasa, y lo que en realidad hay de fondo. La mayoría de parejas llegan a consulta con quejas acerca de la organización y distribución de las tareas, el cansancio, la falta de momentos juntos… Esos son los temas más habituales. Pero, como decía, lo que hay tras esto es un tema de comunicación y, a la postre, de negociación y resolución de conflictos.

Detrás de los problemas de pareja suele haber falta de comunicación y de capacidad de negociación

Cómo mantener la chispa y la salud de la pareja tras la paternidad

Tanto en el libro, como en tus charlas, aconsejas dedicar un ratito semanal a la pareja, ¿hasta qué punto consideras que es importante mantener esos momentos románticos?

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¿Hasta qué punto? Hasta el 100 por 100. Ojo, se trata de tener momentos para los dos, solos, pero no necesariamente tienen que ser románticos. Quiero decir, que no hay que preparar nada mega especial, o poner velas, o que suene de fondo una balada romanticona (oye, que si os gusta, adelante, pero no es imprescindible). Se trata de tener un momento en el que el rol de pareja esté activo, y no el de 'mami' o 'papi'. La pareja se retroalimenta de lo que hacemos, decimos y vivimos, y si no la mimamos se extingue. Hay un ejemplo que lo ilustra muy bien: a tu hijo/a, ¿cómo le demuestras que lo quieres? Pues diciéndoselo, mimándolo, procurando que esté bien, dedicándole tiempo, ¿no? Entonces, ¿por qué pensamos que nuestra pareja, por el simple hecho de que tenemos eso, la etiqueta de pareja, se va a mantener intacta aunque no la cuidemos?

Más que con la rutina hay que romper con el bucle del día a día (casa, cole, trabajo, compra…), porque es una espiral que nos devora

¿Es necesario romper con la rutina?

Más que con la rutina hay que romper con el bucle del día a día (casa, cole, trabajo, compra…), porque es una espiral que nos devora. Hay que parar un poco y sacar pequeños momentos, tanto a nivel individual como de pareja, porque si no esa espiral nos arrastra, y de pronto han pasado meses sin que hayamos tenido una conversación que vaya más allá del “falta leche”, o “tus padres nos han invitado a comer este finde”.

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¿Qué consejos le podrías dar a unos padres que no ven la forma de sacar la rutina de sus vidas?

Suelo aconsejar que se quede un día a la semana para hacer planes, con diez minutos basta. Esa programación hará que seamos más eficaces en las tareas que hay que hacer, y nos permitirá además poder programar “nuestra cita de novios” que tanto recomiendo. Si no cerramos las cosas se quedan en el limbo, es difícil que hagamos nada fuera del bucle. Como digo en el libro, en realidad no hace falta mucho tiempo para quererse: un besito siempre antes de salir de casa, algún mensajito de amor durante el día, contarnos cómo nos ha ido, ser un poco picaruelos y tener un ratito para nosotros como pareja, son algunas cosas que, por muy cansados que estemos, de verdad que se pueden hacer. Y se nota.

Dices en el libro que la mejor forma de afrontar esta nueva etapa sexual es juntos. ¿Qué pasa cuando uno no está en el mismo punto que el otro?

Bueno, efectivamente eso puede pasar, pero la clave es que, aunque estemos en puntos distintos, resulta que somos pareja. Es decir: con quien tienes, vas a tener, o quieres (o no) tener relaciones es con esa persona en concreto, así que es con él/ella con quien tienes que trabajar, unidos, para que la cosa funcione. En este sentido no interesa vernos como dos entes aislados, como dos individuos separados cada uno con sus demandas, sino como una unidad, la pareja, y como pareja debemos afrontar las cosas. Entrar en guerras, echar cosas en cara, enfurruñarnos con el otro esperando que eso haga que la situación cambie, es una estrategia que da un resultado regular. Mi conducta y mis emociones afectan a la relación, tienen impacto en ella, así que vamos a caminar de la mano para llegar, juntos, a un lugar en el que los dos estemos bien y a gusto, porque resulta que es que estamos juntos porque somos pareja.

Si entendemos que el sexo y la intimidad física es algo más que penetración podremos avanzar por la etapa de la paternidad reciente sin parones

El cansancio, las hormonas, el estrés… pueden ser enemigos del deseo, pero también las distintas formas de ver la crianza y no hacer equipo pueden no solo mermar ese deseo, sino perjudicar la relación. ¿Crees que es necesario hacer pactos y ceder para mantener la salud sentimental de la pareja en ese sentido?

Esos factores que mencionas modulan, efectivamente, el deseo, pero como también dices, el cómo afrontemos la paternidad puede incidir en él. Por ejemplo, si estamos muy enfadados con el otro porque nos sentimos agraviados por algo, puede suceder que no nos apetezca en absoluto tener un encuentro sexual (aunque quisiera matizar que hay casos y casos en este sentido). Si sentimos que somos un equipo, que los dos vamos a una, afrontaremos lo que venga mejor y, por tanto, esos factores que pueden incidir en el deseo tendrán menor efecto. Además, la cohesión de la pareja nos proporciona deseo de cercanía con la otra persona. Si tuviera que sacar un único titular ante la pregunta de ¿Se puede sobrevivir como pareja a la paternidad? diría que “Sí, siendo equipo”.

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