Fístula anal
La fístula anal sólo se puede eliminar con cirugía. Lo mejor para prevenir su aparición es tener una buena higiene de la zona anal, llevar una dieta equilibrada que facilite el tránsito intestinal, y evitar el sedentarismo.

Tratamiento de una fístula anal

Natalia Dudzinska

Por: Natalia Dudzinska Camarero

Bióloga, especialista en Microbiología Ambiental y Epidemiología

Dr. José Antonio Nuevo González

Revisado: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

El único tratamiento de la fístula anal eficaz para aquellos pacientes que la sufren es la intervención quirúrgica. Mediante este procedimiento se pretende eliminar de forma definitiva la fístula y corregir las alteraciones que hayan podido aparecer como consecuencia de la misma, sin comprometer la continencia anal. La desaparición de la fístula implica la desaparición de las molestias dolorosas asociadas, la inflamación, supuración…

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En función del tipo de fístula, su trayecto, profundidad, etcétera, podrán realizarse distintos tipos de intervención.

  • Fistulotomía: consiste en la apertura y vaciamiento del trayecto fistuloso tratando además de asegurar una cicatrización lo más eficiente y rápida posible.
  • Fistulectomía: este procedimiento implica la extirpación completa del trayecto fistuloso. El inconveniente respecto a la técnica anterior es que da lugar a heridas de mayor tamaño y, por tanto, la cicatrización es más lenta y costosa.
  • Sedal o seton: existen tres variantes de esta técnica en función del objetivo de la intervención.
    • Seton cortante: el objetivo de esta modalidad es la eliminación de la fístula. Se realiza pasando a través de la misma una seda quirúrgica que se aprieta paulatinamente para que la seda seccione el esfínter pero a la vez este tenga suficiente tiempo como para ir cicatrizando.
    • Seton de drenaje: se realiza para drenar el pus o detritus de la fístula; de este modo se evitará la formación de un nuevo absceso. Esta seda será colocada a través de la fístula, y una vez completado el proceso de drenaje permite la reparación quirúrgica ya en ausencia de infección.
    • Seton guía: se coloca de la misma manera que la anterior. Su función es la de mantener permeable el trayecto fistuloso hasta que el paciente pueda ser intervenido de forma definitiva. Este método suele emplearse en pacientes con abscesos perianales de repetición, en los cuales no puede identificarse el punto donde se encontraba el absceso, puesto que no queda secuela del trayecto fistuloso.

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En el caso de las fístulas anales relacionadas con la enfermedad de Crohn el abordaje inicial no es la cirugía, sino el manejo con antibióticos del tipo metronidazol, para evitar el quirófano, así como reforzar el tratamiento sistémico de la enfermedad con inmunosupresores tipo azatioprina o agentes biológicos como adalimumab o infliximab. Se recurre a las técnicas descritas anteriormente si estos fracasan.

Tratamiento de una fístula anal

Para alivio del dolor previo y posterior a la intervención serán útiles los analgésicos y antiinflamatorios comunes, y es importante conseguir una defecación no dolorosa mediante una correcta hidratación y un aporte adecuado de fibra a la dieta.

Complicaciones en el tratamiento de la fístula anal

A la hora de aplicar un seton, es muy importante identificar correctamente el trayecto de la fístula, puesto que la mayoría de las recurrencias suceden porque se ha realizado una exploración inadecuada y, al aplicar el seton, este se extrae por un falso orificio de salida. Esto supondrá que la seda no cubre toda la longitud del canal y, por tanto, el trayecto no será completamente eliminado.

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Como todas las intervenciones quirúrgicas, la operación destinada a eliminar las fístulas anales presenta ciertos riesgos, los más comunes son el sangrado e infección de la herida quirúrgica, flebitis (inflamación de la pared de una vena), retención aguda de orina, inflamación del ano, y dolor prolongado tras la intervención.

Otra de las complicaciones es la recurrencia de la fístula tras la cirugía, que es algo más frecuente en casos de cirugías conservadoras o un mal diagnóstico del trayecto de la fístula. Se requerirá nuevamente de intervención quirúrgica algo más compleja.

Raramente se dan complicaciones mayores, solo en ciertas ocasiones pueden ocurrir infecciones importantes en ano o periné, estenosis de ano (estrechamiento de la luz del ano) o incontinencia de gases o heces. En algunos hospitales presentan cifras muy variables (10-40%) de incontinencia anal tras cirugías de fístulas, puesto que depende del tipo, las enfermedades previas, y el tipo de técnica empleada.

Creado: 29 de noviembre de 2010

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