Hernia de hiato
Se estima que un 20% de la población puede sufrir hernia de hiato. Aunque la mayoría no experimentará síntomas, el resto puede notar ardor, dolor de pecho o dificultad para tragar. Conoce sus causas, y aprende cómo tratarla y prevenirla.

Diagnóstico de la hernia de hiato

Sergio García Escrivá

Por: Sergio García Escrivá

Licenciado en Farmacia

Dr. José Antonio Nuevo González

Revisado: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

En muchos casos la hernia de hiato puede pasar desapercibida, ya que no produce síntomas o estos son muy leves o intermitentes en el tiempo. No obstante, acudir al médico o farmacéutico a tiempo puede ayudar mucho.

El médico puede referir al paciente al especialista en aparato digestivo para descartar otras patologías más graves, o prescribir algún tratamiento tras realizar pruebas diagnósticas; y el farmacéutico, mediante una serie de preguntas, en especial acerca de la intensidad, frecuencia y duración en el tiempo de los ardores, puede decidir entre aconsejar algún antiácido durante una semana más o menos; o referir al médico si considera que dichas molestias no se deben a algo pasajero y requieren mayor investigación.

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En los casos en los que existan síntomas típicos como los descritos en el apartado anterior, sobre todo regurgitación, ardor y dificultad para tragar, la sospecha clínica establecerá un diagnóstico de hernia de hiato altamente probable.

Pruebas médicas para detectar una hernia de hiato

En cuanto a las pruebas que confirman la existencia de una hernia de hiato, la radiografía con papilla de bario (tránsito esofágico baritado) es un método muy claro para visualizar la hernia puesto que el contraste al llegar al estómago se encontrará en la zona torácica. En casos de hernia de gran volumen, se puede observar en una simple radiografía de tórax.

Otros métodos diagnósticos como la phmetría permiten determinar la presencia de ácido en el esófago procedente del estómago (mediante la medición del pH durante 24 h), y la manometría como prueba para poner de manifiesto grados de presión diferente a la que cabría esperar en esas zonas del esófago.

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La endoscopia o gastroscopia permitirá visualizar las zonas de esófago irritadas por el ácido gástrico (esofagitis), su extensión, sus posibles complicaciones, y permitirá incluso tomar biopsias de aquellas lesiones que pudieran haber malignizado por una exposición crónica al reflujo.

Creado: 3 de marzo de 2011

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