Convivencia entre perros y gatos
Dale la vuelta a la expresión 'se llevan como el perro y el gato'. La convivencia entre ambos no tiene por qué ser mala, sino más bien todo lo contrario. Te contamos cómo educarles para evitar problemas entre ellos.

Tener un perro y gato en la misma casa, es posible

Un cachorro de perro y un gatito juntan sus hocicos en un jardín
Para conseguir una convivencia feliz entre perros y gatos la prevención y la previsión serán nuestras mejores herramientas.
Diana Oliver Ortiz

Por: Diana Oliver

Periodista especializada en vida sana, maternidad e infancia y mascotas

Actualizado: 4 de mayo de 2023

La convivencia entre perros y gatos no tiene por qué ser mala. Pese a ser animales de especies diferentes, y por tanto con necesidades y comportamientos también distintos, pueden mantener una relación completamente normal e incluso afectivamente satisfactoria. El éxito de la cohabitación dependerá de diversos factores como la edad de los animales y su estado de salud, el carácter de cada uno, cómo y en qué momento hagamos el proceso de adaptación o cómo actuemos en el caso de que aparezcan problemas de convivencia entre nuestras mascotas.

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Como en muchos aspectos, para conseguir una convivencia feliz entre perros y gatos la prevención y la previsión serán nuestras mejores herramientas. En Webconsultas te contamos todo lo que necesitas saber para lograrlo.

“Se llevan como el perro y el gato”

Una de las expresiones que todos hemos escuchado cientos de veces a lo largo de nuestra vida y que hace referencia a una mala relación entre personas que continuamente están peleando es aquella de “Se llevan como el perro y el gato”. Sin embargo, no es tan cierta como creemos, ya que la relación entre un perro y un gato, dos animales muy diferentes entre sí a nivel de carácter, comportamiento y necesidades, puede ser no sólo positiva, sino complementaria y armoniosa para ambos. Como en todo, habrá perros y gatos que se lleven mejor y otros que no se puedan ni ver, pero en nuestra mano como dueños está conseguir una convivencia positiva, o al menos tranquila, si van a ocupar el mismo espacio.

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Es importante señalar que el carácter del animal y la forma en la que se gestione la llegada del nuevo miembro serán determinantes para el éxito de la cohabitación de canes y mininos. También es muy importante conocer muy bien a ambos animales: cuáles son sus necesidades, cómo es el desarrollo de cada uno, qué comportamientos son característicos de cada especie o qué debemos evitar en su educación son algunos de los puntos que no debemos pasar por alto a la hora de unir en un mismo hogar a estos dos tipos de mascotas. Si bien el gato es un animal más independiente y que busca su espacio propio dentro del hogar, no podemos olvidar que, en general, el perro necesita más contacto, más compañía y más mimos. Esas diferencias harán que ambos requieran de cierto tiempo para poder adaptarse y que nosotros les ofrezcamos ese tiempo y las condiciones óptimas para ello.

Perro y gato

Silvia de la Vega, Licenciada en Veterinaria y miembro de Etología Veterinaria nos explica que, pese a que el perro y el gato “son especies muy diferentes y necesitan tratamientos distintos, se puede establecer una convivencia que cubra sus necesidades de contacto social y establezca una comunicación clara entre la familia y los animales. Para ello es importante que el entorno que habitan esté dispuesto de una forma que permita que cada animal exprese sus conductas naturales adaptando el contacto social a las necesidades de cada uno”.

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Aclara la especialista en comportamiento animal que al margen del comportamiento y carácter también es distinta la estructura social de cada especie. “El perro es una especie social obligada, y todas sus actividades están fuertemente orientadas al aspecto social. Así, por ejemplo, al llegar a un lugar nuevo el perro puede estar interesado en conocer a los habitantes del mismo. El gato, en cambio, es un superviviente solitario y aunque puede ser social en función de las circunstancias  nunca se olvida de que la supervivencia es cosa de uno. De este modo, al llegar a un lugar nuevo estará más interesado en explorarlo para conocer cosas como vías de escape o escondrijos disponibles”, nos explica.

La veterinaria incide en que debemos tener siempre presente que, “como especies distintas”, los perros y los gatos tienen una relación de predador-presa o de competidores por naturaleza. “Es natural que un perro muestre agresividad predatoria hacia un gato o un gato muestre agresividad por miedo hacia un perro. Ahora bien, en nuestras familias perros y gatos conviven juntos con frecuencia y pueden llegar a generar vínculos o relaciones afiliativas entre ellos con juego mutuo y con una comunicación bastante efectiva en la que interpretan bien señales de la otra especie que pueden tener un significado muy distinto en la propia”, concluye Silvia de la Vega.

Creado: 15 de junio de 2016

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