El embarazo produce cambios persistentes en el cerebro de la madre

El embarazo provoca una alteración en la estructura cerebral de la mujer, que mejora las conexiones neuronales y optimiza el procesamiento mental para aumentar la capacidad de la madre para cuidar a su hijo.
Mamá cuidando de su bebé
La reestructuración cerebral aumenta el nivel de empatía de la madre con su bebé, y le permite focalizar toda su atención en éste.

El embarazo provoca modificaciones persistentes en la estructura del cerebro de las mujeres, con el objetivo de mejorar la capacidad de la madre para proteger y relacionarse con su hijo, según muestra un estudio realizado por investigadores españoles, que se ha publicado en Nature Neuroscience.

Para realizar la investigación se compararon imágenes de resonancia magnética del cerebro de 25 embarazadas –antes y después del parto–, con las de las parejas masculinas de 19 de ellas, y las de un grupo que actuó como control, formado por 20 mujeres que nunca habían estado embarazadas y 17 de sus parejas. Los resultados revelaron que se producía una disminución de la materia gris del cerebro –que los neurocientíficos asocian con las relaciones sociales– en aquellas mujeres que se habían quedado embarazadas por primera vez. Lejos de lo que pueda parecer, esta reducción no supone una pérdida de la memoria ni de otras funciones, sino que constituye una mejoría de las conexiones neuronales para optimizar el procesamiento mental.

Las mamás pueden recordar hasta el más mínimo detalle sobre sus hijos y no otras cosas cuyo cerebro discrimina por triviales, porque es evolutivamente necesario para la conservación de la especie

Se trata de una reestructuración cerebral que prepara a la mujer para la maternidad, aumenta el nivel de empatía con su bebé, y le permite focalizar toda su atención en éste. Susanna Carmona, investigadora del Hospital Gregorio Marañón, de la Universidad Carlos III y adscrita al Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), y coautora del estudio, señala que al igual que el instinto de supervivencia que hace que huyamos del peligro es importante para la evolución humana, también lo es asegurarnos de que nuestros hijos serán capaces de transmitir nuestros genes.

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En las embarazadas a veces se observa una especie de déficit cognitivo, que se manifiesta como una pérdida de memoria, falta de atención, despistes, y dificultad de concentración –algo que en inglés se conoce como Pregnancy brain, pero en realidad, como explica Carmona, las mamás son capaces de recordar hasta el más mínimo detalle sobre sus hijos y no otras cosas cuyo cerebro discrimina por considerarlas triviales, porque es evolutivamente necesario para la conservación de la especie.

Las alteraciones del cerebro materno que se producen durante la gestación se mantienen, al menos, hasta dos años después del nacimiento del bebé, tal y como han comprobado en el estudio. Ahora, los autores de este trabajo, necesitan financiación para intentar responder a las numerosas dudas que han planteado sus hallazgos, como cuáles son las hormonas involucradas en este proceso, si ocurre solo en el primer embarazo o también en los posteriores, si las modificaciones cerebrales permanecen más allá del periodo estudiado, o qué sucede en el cerebro de aquellas mujeres que padecen algún trastorno después de dar a luz, como la depresión posparto.

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Actualizado: 11 de octubre de 2017

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