Los mismos tratamientos contra el VIH que han reducido la mortalidad y el desarrollo de enfermedades asociadas al sida pueden provocar efectos adversos que, si no se tratan adecuadamente, impactan negativamente sobre la calidad de vida, sobre el cumplimiento terapéutico y, en consecuencia, sobre el control de la propia infección. Conocer estos efectos secundarios y aprender a manejarlos son los objetivos del Programa ITVIH, presentado en el XIV Congreso Nacional sobre el Sida a ONG de todo el país especializadas en la ayuda a personas VIH positivas.

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Para María José Fuster, gerenta de la Sociedad Española Interdisciplinaria del SIDA (SEISIDA) y coordinadora del programa, si bien es indudable que la terapia antirretroviral es la responsable directa de que haya menos muertes y enfermedades asociadas, también lo es que “cada vez más el deterioro en la calidad de vida de los pacientes se produzca por patologías derivadas de los efectos adversos a las terapias, y no por la propia infección de VIH”. “Es importante”, subraya, “tratar de buscar soluciones para mantener la mejor calidad de vida posible de los afectados. Además algunos de estos efectos secundarios pueden llevar a las personas con VIH a no tomar la medicación correctamente, e incluso a no tomarla”.

“Los efectos secundarios pueden llevar a las personas con VIH a no tomar la medicación correctamente, e incluso a no tomarla”

El programa ITVIH, que ha sido diseñado por Bristol-Myers Squibb, proporciona información básica sobre el tratamiento (cuándo iniciarlo, cuándo cambiarlo, la importancia de cumplirlo, el modo en que actúan los fármacos sobre el virus,…), y está dirigido a formar a integrantes de ONG para que estos, a su vez, orienten a los pacientes sobre tolerancia, efectos secundarios, y manejo de las complicaciones asociadas al tratamiento del VIH.

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La aportación más novedosa de esta iniciativa, no obstante, se encuentra en las estrategias y trucos que ofrece para manejar los efectos secundarios. “El objetivo ha sido poner en manos de las personas con VIH y su entorno una herramienta práctica que les ayude a minimizar las posibles complicaciones. Los consejos están además elaborados desde una perspectiva múltiple, que abarca desde las estrategias dietéticas hasta las psicológicas, pasando por los cambios de comportamiento. No se ha entrado en el consejo puramente médico, sino más bien en las medidas complementarias que pueden servir de ayuda. Por ejemplo, si el colesterol está alto no se aconseja una estatina (medicamento hipolipemiante), sino determinados alimentos bajos en grasa, ejercicio físico,…”, aclara Fuster.

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Efectos secundarios a corto y largo plazo

Los efectos secundarios al inicio del tratamiento difieren de los que suelen aparecer cuando el paciente lleva mucho tiempo con el mismo o con diferentes tratamientos. Al principio son más comunes las alteraciones gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarreas), trastornos neuropsiquiátricos (trastornos del sueño, mareos) o las reacciones de hipersensibilidad como las erupciones cutáneas. Más a largo plazo pueden surgir complicaciones como los trastornos metabólicos, mayor riesgo cardiovascular o lipodistrofia (redistribución de la grasa corporal). Otras consecuencias asociadas al tratamiento contempladas en el programa son la toxicidad hepática y renal, problemas de piel, el efecto en las relaciones sexuales o la osteoporosis.

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“No siempre”, comenta Fuster, “son problemas menores; algunos pueden contribuir a un envejecimiento prematuro del paciente e incluso reducir su esperanza de vida. Por ello, es preciso seguir innovando en el tratamiento con el desarrollo de fármacos más cómodos y seguros, sin que eso suponga menor eficacia antiviral, pero también es bueno aprender a manejar lo mejor posible estos efectos adversos. De ello va a depender la calidad de vida del paciente y su adherencia al tratamiento”.

Fuente: Bristol-Myers Squibb

Actualizado: 25 de abril de 2017

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