La presión arterial demasiado baja, factor de riesgo de glaucoma

Tener unos niveles de presión arterial más bajos de lo normal (80-60 mmHg) –hipotensión– también supone un factor de riesgo para desarrollar glaucoma, porque dificulta la correcta irrigación del nervio óptico.
Presión arterial demasiado baja, factor de riesgo de glaucoma
El 10% de los pacientes a los que se les diagnostica glaucoma no presenta una presión intraocular elevada.

A pesar de que el glaucoma es una enfermedad que se debe al daño que sufre el nervio óptico a causa de una presión intraocular elevada, los expertos en oftalmología advierten de que unos niveles de presión arterial más bajos de lo normal constituyen un factor de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad.

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La hipotensión afecta a la irrigación sanguínea que llega al cerebro y al nervio óptico, por lo que aunque la presión intraocular de una persona sea normal o no muy alta puede llegar a desarrollar glaucoma, tal y como ha explicado el Dr. Julián García Feijoo, Jefe de servicio de oftalmología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante la IV REVISIÓN ANUAL de Esteve.

Los adultos mayores, que son más propensos a desarrollar glaucoma, pueden presentar hipotensión con frecuencia debido a que muchos están sobretratados con terapia antihipertensiva

Existen diversos factores que influyen en el desarrollo del glaucoma porque afectan a la irrigación del nervio óptico, como la presión intraocular, la presión arterial, y hasta la presión intracraneal, y aproximadamente el 10% de los pacientes a los que se les diagnostica glaucoma no presenta una presión intraocular elevada, según el Dr. Feijoo, que advierte de que los adultos mayores, además, pueden presentar hipotensión con frecuencia, debido a que muchos están sobretratados con terapia antihipertensiva.

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El glaucoma, más frecuente a partir de los 70-75 años

Los especialistas estiman que el glaucoma ­–que se considera la segunda causa de ceguera en el mundo– afecta a alrededor del 2% de la población española (unas 900.000 personas), y es más frecuente en la tercera edad, ya que a los 70-75 años tiene una incidencia del 8%. Además, el glaucoma no duele y al principio no presenta síntomas que el paciente pueda identificar, por lo que alrededor de la mitad de los afectados no han sido diagnosticados.

Para detectar precozmente el glaucoma y evitar que progrese hacia una ceguera irreversible, se recomienda acudir al oftalmólogo como mínimo una vez cada dos años a partir de los 50 años, y una vez al año a partir de los 60, o a partir de los 45 si se tienen antecedentes familiares de la enfermedad.

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Actualizado: 24 de junio de 2019

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