Alrededor del 80% de los enfermos de Parkinson sufre problemas orales

Los pacientes con párkinson deben hacer frente a distintas anomalías bucodentales ocasionadas por su enfermedad, como el exceso de saliva o el bruxismo.
Mujer con Parkinson lavándose los dientes

La enfermedad de Parkinson (EP) es una afección neurológica crónica y progresiva, cuya incidencia se prevé que se duplique en los próximos 15 años a consecuencia del incremento de la esperanza de vida de la población, ya que afecta principalmente a los mayores de 60 años.

Entre sus síntomas más importantes destacan las alteraciones del movimiento, porque el Parkinson se debe a una lesión en una zona del sistema nervioso central que controla la postura del cuerpo y las extremidades, así como la producción de movimientos espontáneos. Existen, no obstante, otros problemas asociados a este trastorno, y es frecuente, por ejemplo, que los pacientes con Parkinson deban hacer frente a distintas anomalías bucodentales ocasionadas por su enfermedad.

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Uno de los problemas a los que se enfrentan diariamente es el exceso de saliva en la boca. Entre el 70 y el 80% de las personas con Parkinson suelen presentar este problema que perjudica a su calidad de vida y, en particular, a su salud bucodental, y que “no se debe a que segreguen mayor cantidad de saliva, todo lo contrario, segregan menos saliva de lo normal. El problema reside en que esta enfermedad reduce la frecuencia del tragado, tragan menos, por lo que se acumula más saliva en el interior de la boca”, afirma el Director Médico de Vitaldent, Gustavo Camañanas. Como la cantidad de saliva que presentan en la boca es mayor a la habitual, se produce una sensación de babeo constante, que puede ocasionarles, desde problemas a la hora de hablar, masticar o tragar, hasta lesiones erosivas en los labios o la piel de la cara.

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Otra afección asociada a esta enfermedad es el bruxismo, que consiste en rechinar los dientes inconscientemente. Al chocar los dientes superiores e inferiores se produce el desgaste de las piezas o algún traumatismo dental. Al mismo tiempo, la rigidez muscular puede derivar en complicaciones en la mandíbula y sus articulaciones, provocando una sobrecarga que dificulta aún más el proceso masticatorio, además de que puede provocar al paciente dolores musculares y cefaleas.

Fuente: VITALDENT

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Actualizado: 20 de enero de 2017

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