Accidentes en el agua
Playas, piscinas, ríos e incluso la bañera de casa puede ser el escenario de un accidente inesperado. Conocer las pautas básicas de salvamento acuático nos permitirá actuar de forma rápida para evitar ahogamientos.

Avistamiento y aproximación a una víctima de ahogamiento

Alicia Díaz

Por: Alicia Díaz

Enfermera, experta en Primeros Auxilios

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

El avistamiento de un ahogado sucede cuando se observa en la distancia a alguien en el agua que muestra señales de estar en problemas, o cuando se ha presenciado un suceso y la víctima necesita ser auxiliada.

En el momento en que se produce un avistamiento es necesario hacer una composición del lugar, es decir, analizar el entorno, los recursos de los que se dispone (material de socorrismo, etcétera), el estado de la víctima y qué técnica se usará para el rescate. Es fundamental observar el estado del mar –si es una playa–, ya que si es demasiado peligroso puede ser necesario aproximarse con una embarcación y no poner en peligro una vida más.

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Otro punto a tener en cuenta es no perder de vista a la víctima. Si es un pasajero que se ha caído de la embarcación, debe haber alguien señalando permanentemente el lugar donde se ha caído.

Ayuda a una víctima de ahogamiento

Aproximación a la víctima de un ahogamiento

Una vez hecha la composición del lugar, se decidirá la manera de aproximación a la víctima de ahogamiento. Las entradas al agua se pueden hacer de diversas maneras:

  • De cabeza: esta maniobra permite llegar a la víctima con rapidez, pero solo es recomendable en piscinas profundas y aguas claras donde se pueda visualizar el fondo. No se realizará en aguas turbias o muy sucias.
  • Brazos en cruz con una pierna adelantada: se realizará en casos de aguas turbias donde no se vea a través. Los brazos y la pierna adelantada indicarán la presencia de obstáculos.
  • Sentados: en caso de víctimas de las que se sospecha lesión de espalda, la entrada al agua debe ser suave, sin crear mucho movimiento para evitar que el accidentado realice movimientos que sean más perjudiciales para la lesión.
  • De pie: esta técnica es recomendable para lanzamientos desde gran altura.
  • Progresivo: en playas o lagos donde la profundidad vaya en aumento se entrará corriendo hasta que el agua alcance una altura donde se pueda nadar con comodidad.
  • Desde una embarcación: en este caso se debe tener en cuenta la velocidad y la dirección a la que va la embarcación. La zambullida será en dirección a la marcha y sin introducir la cabeza. Cuidado especial con las embarcaciones de hélices.

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Una vez el socorrista se encuentre a tres o cuatro metros de la persona a auxiliar comprobará si está consciente y es capaz de seguir órdenes. Es peligroso establecer contacto físico, pues la víctima suele estar alterada y buscará en el auxiliador un punto de apoyo para mantenerse a flote, poniendo en peligro ambas vidas. Ante todo, se ha de mantener la calma e intentar tranquilizar a la víctima. Si se observa que está inconsciente, el socorrista se aproximará y realizará la técnica de salvamento conveniente.

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Creado: 12 de agosto de 2013

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