Un grupo de investigadores dirigidos por Ramón Cacabelos, del grupo Euroespes, ha desarrollado una vacuna experimental, que sirve tanto para prevenir el alzhéimer, como para frenar la progresión de la enfermedad, que ha resultado efectiva en ratones.

El nuevo fármaco estimula el sistema inmune para que actúe contra las placas de proteínas beta-amiloides que se acumulan en el cerebro de los enfermos de Alzheimer y provocan la desconexión de las neuronas, que es lo que desencadena los síntomas de este tipo de demencia.

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El alzhéimer es la enfermedad degenerativa que produce una mayor tasa de discapacidad en el mundo, y se prevé que su incidencia se triplique en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida, ya que afecta sobre todo a las personas de la tercera edad. Por este motivo, cualquier avance en la investigación sobre la prevención o el tratamiento del alzhéimer, genera muchas expectativas.

La vacuna experimental provocó una respuesta inmune que eliminó las placas de proteína beta-amiloide en los ratones con alzhéimer, e impidió que estas placas se formaran en los animales sanos

La novedad del ensayo realizado por Cacabelos y su equipo es que han utilizado liposomas –una especie de bolsas de grasa similares a los lípidos que recubren las neuronas– para envolver la vacuna, lo que ha facilitado su transporte y ha permitido que la respuesta del sistema inmunológico sea localizada y los ratones a los que se les ha inyectado el antígeno no hayan sufrido efectos secundarios adversos.

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Tras administrar a los animales varias dosis de la vacuna, los investigadores comprobaron que en los ratones que ya estaban enfermos, el fármaco provocaba una respuesta inmune que eliminaba las placas de proteína beta-amiloide, y en el caso de los animales sanos impedía que estas placas se llegaran a formar. Además, no se observaron efectos indeseados como meningoencefalitis o hemorragias cerebrales.

Los autores del trabajo –cuyas conclusiones se han publicado en International Journal of Alzheimer Disease–, han explicado que es necesario seguir probando la vacuna porque la investigación se realizó con ratones transgénicos, modificados genéticamente para que desarrollaran la enfermedad, y es posible que el medicamento no funcione igual en ratones con otro perfil genético.

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Esto es muy importante porque en el alzhéimer intervienen hasta 200 genes y la efectividad de la vacuna depende de las distintas combinaciones de estos genes. De hecho, los investigadores admiten que la vacuna solo será efectiva en, como mucho, el 50% de las personas que estén en riesgo de desarrollar alzhéimer o que ya lo padezcan, y antes de administrar el antígeno, en el caso de que finalmente sea aprobado para su uso en seres humanos, sería preciso seleccionar a los candidatos en función de su perfil genético.

Actualizado: 3 de febrero de 2017

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