En Estados Unidos, un equipo de científicos ha desarrollado un nuevo método para curar heridas crónicas en pacientes con diabetes, empleando larvas de Lucilia sericata –mosca verde común– que segregan sustancias que tienen la capacidad de limpiar la herida, fluidificar el tejido muerto, y favorecer el desarrollo de tejido granulado, un tipo de tejido conectivo que se forma durante la curación de las heridas.

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Para conseguir que esas heridas sanen los médicos suelen retirar el tejido infectado o muerto con un bisturí o enzimas, pero con frecuencia esto no da el resultado esperado y los pacientes corren el riesgo de perder sus extremidades. Sin embargo, tal como explica Lawrence Eron, del Hospital Kaiser y la University of Hawaii en Honolulu, y uno de los principales investigadores, la terapia con gusanos es muy efectiva porque tras un solo tratamiento las heridas ya tienen mejor aspecto.

En el estudio participaron 37 pacientes diabéticos con un tipo de enfermedad arterial que dificulta la circulación sanguínea en las extremidades, y que además tenían heridas rebeldes, en algunos casos de hasta cinco años de antigüedad.

Los investigadores colocaron entre 50 y 100 larvas de la mosca Lucilia sericata –que previamente habían sido encerradas en un dispositivo similar a una malla y sellado para impedir que pudieran salir– sobre las heridas de estos pacientes, y las dejaron actuar durante dos días, momento en el que colocaron nuevos gusanos, repitiendo este proceso una media de cinco veces.

En veintiuno de los pacientes se consiguió erradicar la infección, eliminar completamente el tejido muerto, que se formase tejido conectivo fuerte en la herida, y que la lesión se cerrase en más de tres cuartas partes

Se obtuvieron buenos resultados con veintiuno de los pacientes, en los que se consiguió erradicar la infección, eliminar completamente el tejido muerto, que se formase tejido conectivo fuerte en la herida, y que la lesión se cerrase en más de tres cuartas partes.

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De hecho, cinco heridas que estaban infectadas con la 'superbacteria' SARM se curaron con éxito gracias al tratamiento con larvas. De las nueve heridas infectadas con otra bacteria llamada SASM, se curaron seis. Y los 10 casos que presentaban infección por estreptococo del grupo B también fueron tratados eficazmente.

La terapia, sin embargo, no dio resultado en algunos pacientes; entre ellos, uno presentaba una inflamación excesiva alrededor de la herida, dos sangraban demasiado, y tres tenían problemas con huesos infectados.  

Eron ha declarado que el tratamiento con larvas constituye el primer paso del proceso de curación, y que posteriormente hay que seguir tratando la herida con hidrogeles, injertos de tejido celular cultivado, o vestimenta bajo presión negativa. Pero antes de poder emplear ese tipo de tratamientos con eficacia es necesario limpiar la herida, eliminar el tejido muerto, y que se forme tejido granulado en la herida, y a este proceso es al que contribuyen los gusanos.

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Fuente: EUROPA PRESS

Actualizado: 5 de febrero de 2020

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