Dr. Bernardino Alcázar

Coordinador del Área de EPOC de la SEPAR
El Dr. Alcázar, especialista en EPOC de la SEPAR, nos habla de esta patología tan frecuente, y de cómo un diagnóstico precoz puede minimizar el impacto de los síntomas sobre la calidad de vida del paciente.
Dr. Bernardino Alcázar, experto en EPOC
“El principal avance en el tratamiento de la EPOC es una medicina más personalizada, que permite individualizar más los tratamientos de acuerdo a las necesidades de cada paciente”

13/02/2014

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC tiene una alta prevalencia, tanto en España como en otros países, y normalmente se detecta en estadios avanzados porque los pacientes suelen confundir los primeros síntomas con las molestias propias del tabaquismo –un hábito que es la causa de esta patología en el 90% de los casos–, como la tos, la expectoración, las infecciones del aparato respiratorio que duran más de lo normal…, y porque muchas personas no se atreven a perder días de trabajo para acudir al médico y realizarse pruebas. Por este motivo, diversos organismos como la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo (SEMST), la Asociación Española de Especialistas de Medicina del Trabajo (AEEMT), la Sociedad Española de Salud laboral en la Administración Pública (SESLAP), la Asociación Nacional de Medicina del Trabajo en el Ámbito Sanitario (ANMTAS) y el Grupo Menarini, se han unido para poner en marcha la campaña ‘CARPE DIEM’, con el objetivo de acercar el diagnóstico de la EPOC a los centros de trabajo, y detectar precozmente la enfermedad entre la población activa. Hablamos con el Dr. Bernardino Alcázar Navarrete, coordinador del Área de EPOC de la SEPAR, que nos explica las características de esta patología, y la mejor forma de controlar sus síntomas y evitar su progresión, para mejorar la calidad de vida y el pronóstico de los enfermos.

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El consumo de tabaco se considera la principal causa de la EPOC pero, ¿qué otros factores de riesgo pueden favorecer el desarrollo de esta enfermedad?

Actualmente sabemos que aproximadamente el 90% de los casos de EPOC que se diagnostican en España están en relación con el consumo de tabaco, tanto activo como pasivo, pero ahora sabemos que hay factores que pueden también asociarse a riesgo de EPOC, y entre ellos están factores hereditarios, después también factores medioambientales –sobre todo la contaminación ambiental–, y después también la exposición laboral, que aunque está menos estudiado, sabemos que determinadas industrias en las que se trabaja con humo, con gases tóxicos, también se asocian a una mayor probabilidad de desarrollo de EPOC.

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¿Eso se puede demostrar? Es decir, si una persona que ha trabajado durante años expuesta a humos, no ha fumado en su vida y vive en un lugar poco contaminado, y desarrolla EPOC, ¿se puede determinar que se debe a esa exposición laboral?

A veces es complicado. Sobre todo si se tiene en cuenta que aproximadamente un tercio de la población española es fumadora activa, y eso dificulta poder decir exactamente cuánto es por el tabaco, cuánto es por susceptibilidad individual o genética, y cuánto es por el tipo de trabajo.

El déficit de alfa-1 antitripsina es tal vez la enfermedad hereditaria más frecuentemente ligada a la EPOC, y supone una mayor susceptibilidad al humo del tabaco o al humo en general

Aunque sí hay casos en los que vemos realmente que el paciente no ha fumado nunca, ni tiene antecedentes familiares, que se hace todas las pruebas de despistaje genético, y que el único factor de riesgo es una exposición laboral en un trabajo donde haya humos que se puedan inhalar; y entonces ahí sí estaría claro.

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Si una persona tiene antecedentes familiares de EPOC, ¿debe adoptar precauciones o someterse a alguna prueba para prevenir o detectar precozmente la enfermedad?

Siempre recomendamos que si una persona tiene antecedentes familiares –sobre todo si está fumando– y tiene síntomas en el aparato respiratorio, acuda a hacerse una espirometría, que es una prueba muy sencilla que está disponible en la mayoría de los centros de Atención Primaria de España, que no dura mucho –unos 10 o 15 minutos–, no duele, y es muy fácil de realizar. Eso sería lo primero, pero si un paciente tiene antecedentes familiares, y especialmente en presencia de una enfermedad hereditaria, el déficit de alfa-1 antitripsina, que es tal vez la enfermedad hereditaria más frecuentemente ligada a la EPOC y se detecta con un análisis de sangre, lo que podemos decirle a la familia es que se haga el control para asegurarse de que no haya más personas afectas dentro de la misma familia. El hecho de presentar este déficit supone una mayor susceptibilidad al humo del tabaco o al humo en general; por ello, si una persona tiene esta alteración y se encuentra en un ambiente con mucha contaminación, o en un trabajo con humo, debería cambiar su puesto de trabajo.

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Se estima que la prevalencia de la EPOC en España es de alrededor del 10% en la población mayor de 40 años, pero que hasta en el 75% de los casos no está diagnosticada, ¿no hay síntomas que puedan alertar de esta patología?

Aquí nos encontramos con dos problemas: por una parte, se trata de una enfermedad muy prevalente en la población adulta; y esto no es algo que ocurra solo en España, ya que en la mayoría de los países desarrollados, e incluso en países en vías de desarrollo, se da más o menos una prevalencia similar, o incluso superior, y después efectivamente está muy poco diagnosticada. El problema es que los síntomas que da muchas veces la gente primero los asume como propios del tabaquismo, por ejemplo la tos, la expectoración, o tener episodios de infecciones respiratorias que duren un poco más de lo normal; ese es el primer escollo con el que nos encontramos.

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Y el segundo gran escollo es que los fumadores muchas veces no acuden al sistema sanitario.

Ahora mismo por ejemplo en España, una persona de 50 años, que fume, y que tenga algún síntoma del aparato respiratorio, probablemente tal como está la situación no va a pedir permiso para ir a su médico de cabecera, que le mande hacerse pruebas, y pierda días de trabajo. Por eso la iniciativa ‘CARPE DIEM’ básicamente intenta rescatar a esa gente que normalmente no va a contactar con el sistema sanitario salvo que tenga alguna complicación grave, o una crisis de dificultad respiratoria importante que le obligue a ir a algún servicio de urgencia, y diagnosticarlos antes de que vengan con 70 años cuando las posibilidades que tenemos con una EPOC muy evolucionada son mucho menores.

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Y en el marco de la campaña ‘CARPE DIEM’ que acaba de poner en marcha la SEPAR, junto a otros organismos, para fomentar el diagnóstico precoz de la EPOC en el ámbito laboral, ¿qué actividades se van a llevar a cabo?

El primer paso ha consistido en realizar unas campañas de formación para los médicos del trabajo y de empresa, así como médicos de mutuas, para intentar sensibilizar a estos profesionales de la importancia de la enfermedad, que comprendan cómo se diagnostica, y que entiendan también cómo se debe de tratar a estos pacientes. Ahora estamos desarrollando una plataforma web donde se pueda gestionar también toda la formación de los médicos de Atención Primaria, y estamos haciendo también una primera campaña, un primer corte, para ver exactamente cuál es la proporción de gente adulta trabajadora en España que tiene EPOC, porque eso tampoco lo sabemos ahora mismo. El primer dato que tengamos será el número de pacientes que hay en la campaña en las empresas, que es de por sí un dato importante. Y todo esto se basa en la implementación de la espirometría en los reconocimientos médicos de empresa, y también fomentar que la gente deje de fumar, con campañas dirigidas a que los fumadores abandonen el hábito. Y a la empresa esto también le interesa porque las personas que fuman pierden tiempo saliendo a fumar.

EPOC y calidad de vida

¿Cómo se trata la EPOC?

Una vez diagnosticada la EPOC, el tratamiento es bastante sencillo. Lo primero que se les pide a los pacientes es que dejen de fumar (si es que lo hacen), y esto a veces es complicado porque son personas muy dependientes de la nicotina. Lo segundo, que hagan ejercicio físico de forma regular, porque parece que hacer ejercicio físico regularmente puede incluso prevenir la progresión de la enfermedad. También es muy importante que se vacunen de la gripe y del neumococo, frente a los gérmenes que producen neumonía.

Es muy importante que los pacientes de EPOC se vacunen de la gripe y del neumococo, frente a los gérmenes que producen neumonía

Y la base del tratamiento para los pacientes con EPOC son los broncodilatadores, fármacos que lo que hacen es abrir los bronquios, que es lo que se ve normalmente afecto inicialmente en la EPOC, y de esa forma aliviar su dificultad respiratoria, que es el principal síntoma que tienen estos pacientes. En aquellos casos en los que el paciente tiene muchos episodios de descompensaciones a lo largo del año –dos o más– se le pone tratamiento con fármacos antiinflamatorios, que básicamente son o bien corticoides inhalados, o bien fármacos como los inhibidores de la fosfodiesterasa 4, que lo que hacen es bloquear la inflamación que se produce a nivel del bronquio en estos pacientes.

¿Es posible curar esta enfermedad?

No, una vez que se ha establecido la enfermedad no tiene cura. Lo que sí podemos conseguir es que esté controlada. Controlada significa que el impacto que tenga en la calidad de vida del paciente sea mínimo, que no se produzcan episodios de descompensaciones a lo largo del tiempo, y que su función pulmonar se mantenga más o menos estable. Pero una vez producido el daño por el tabaco sobre el pulmón no se puede revertir.

La EPOC no tiene cura, pero sí podemos conseguir que esté controlada y que el impacto que tenga en la calidad de vida del paciente sea mínimo

Normalmente se detecta en fases avanzadas, ¿es más efectivo el tratamiento cuando se diagnostica en estadio leve?

Si se detecta cuando se ha perdido poca función pulmonar, o cuando hay poco daño establecido en el pulmón, y conseguimos que el paciente deje de fumar y se tome la medicación de forma continua, aparte de hacer ejercicio, podemos tener una enfermedad controlada y que no le dé problemas a lo largo del tiempo.

En cuanto a la práctica de ejercicio físico, ¿se recomienda incluso en aquellos casos en los que la enfermedad se encuentre ya en fase avanzada?

El tipo de actividad física depende de cómo esté el paciente, pero incluso en el caso de pacientes con una función pulmonar muy deteriorada y mucho daño en el pulmón por la enfermedad, y que notan dificultad para respirar hasta andando por su propia casa, realizar actividad física es beneficioso, y es algo que siempre recomendamos a todos los pacientes, que aunque se encuentren mal, o se fatiguen con mucha facilidad, hagan algo de ejercicio físico, porque tiene impacto no solo en la progresión de la enfermedad, sino que se sabe que en los pacientes que están más graves también evita ingresos hospitalarios, se mantienen mejor desde el punto de vista respiratorio, y hace que su probabilidad de muerte a largo plazo sea menor. De hecho, les podemos poner incluso un dispositivo de oxígeno líquido para que salgan a pasear cuando sea necesario, y el objetivo final es que estén moviéndose, porque aquellos que se paran, que no se mueven, son los pacientes que de verdad mueren por la propia enfermedad.

El tipo de actividad física depende de cómo esté el paciente, pero incluso para aquellos con una función pulmonar muy deteriorada y mucho daño en el pulmón por la enfermedad, o que notan dificultad para respirar hasta andando por su propia casa, realizar ejercicio es beneficioso

¿Cuáles son los principales avances que se han conseguido en los últimos años en el tratamiento de la EPOC?

Se ha producido una avalancha de nuevos fármacos para el tratamiento de la EPOC, pero básicamente lo que se está consiguiendo es una medicina más personalizada, individualizando más los tratamientos, porque no todo el mundo debe tomar los mismos medicamentos. Algunos pacientes necesitan un fármaco para aliviar su dificultad respiratoria, mientras que hay otros en los que los problemas son los episodios de descompensaciones, y para cada uno de ellos estamos obteniendo datos de fármacos que pueden resultar muy eficaces, y ese es el principal avance en el campo del tratamiento de la EPOC. Y en los próximos años probablemente veamos también fármacos que son nuevas familias terapéuticas, que es lo que más necesitamos ahora. Recientemente –hace tres años– ha surgido la primera familia terapéutica después de bastante tiempo, los inhibidores de la fosfodiesterasa 4, y ahora se esperan nuevas familias terapéuticas que nos ayuden sobre todo a que la medicina sea lo más personalizada posible para los pacientes.

¿Qué consejos les daría a los pacientes diagnosticados de EPOC para mejorar su calidad de vida?

Además de no exponerse al humo del tabaco, practicar ejercicio físico, y ponerse las vacunas que comentaba anteriormente, deben cuidar su alimentación. La dieta no está demasiado estudiada en el caso de pacientes de EPOC, pero sí es cierto que determinados alimentos pueden interferir en los síntomas que tengan, y siempre les pedimos que hagan comidas ligeras, que no sean muy copiosas, y que dividan la comida en varias tomas a lo largo del día, y no solamente desayuno, almuerzo y cena, sino comidas más pequeñas y mejor repartidas.

Otra cosa muy importante que hay que tener en cuenta en esta enfermedad es que muchas veces son pacientes mayores que suelen tener otras enfermedades asociadas. Algunas a consecuencia de la edad, y otras por la propia enfermedad, y estas comorbilidades influyen también en el pronóstico. Por ello les recomendamos intentar controlar lo mejor posible estas otras afecciones, que pueden ser diabetes, cardiopatías isquémicas, etcétera, y es un mensaje que también mandamos a sus médicos, tanto a los de Atención Primaria como a los del trabajo.

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