La pandemia de gripe A provocada por el virus H1N1 que se produjo en 2009, ha tenido como consecuencia que se incremente en un 10% la mortalidad entre los grupos de población que cuentan con factores de riesgo que los hace más vulnerables a contraer este tipo de infecciones, y que además presentan mayores dificultades para combatirlas con eficacia.

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Esta es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores pertenecientes a la Sociedad Española de Medicina Intensiva (SEMICYUC), el CIBER de enfermedades respiratorias (CIBERES), y el Centro Español de Investigación en Infecciones (REIPI), tras realizar un estudio, publicado en Critical Care, comparando los datos de la pandemia del año 2009, con los obtenidos en pacientes atendidos durante 2010 y 2011 en 148 unidades de cuidados intensivos (UCI) que han participado en la investigación.

El doctor Ignacio Martín Loeches, que ha coordinado el estudio, cree que el aumento del número de muertes observado puede deberse a que los enfermos atendidos en las UCI eran, en la mayoría de los casos, personas mayores, que además sufrían otras patologías que incrementaban su riesgo.

Los investigadores aconsejan que se adopten las medidas de prevención difundidas en su momento, para que el diagnóstico se realice cuanto antes y no se produzcan retrasos en el tratamiento

El especialista incide en que los resultados del estudio demuestran que es necesario permanecer alerta frente al H1N1, y cree que la población no está suficientemente concienciada de su peligrosidad para los grupos considerados de riesgo, lo que puede explicar que la evolución tras la pandemia no haya sido buena.

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Por este motivo, los investigadores aconsejan que se adopten las medidas de prevención difundidas en su momento, para que el diagnóstico se realice cuanto antes y no se produzcan retrasos en el tratamiento. Además, proponen que se desarrollen programas educativos para informar a la población, y recomiendan que los profesionales sanitarios estén alerta ante cualquier signo que indique la posibilidad de que se trate de gripe A, para reducir la mortalidad.

Entre sus propuestas destacan que se realice un test, y se inicie el tratamiento antiviral empírico y se establezcan medidas para controlar la infección, en el caso de aquellos pacientes a los que se les haya diagnosticado una infección respiratoria o neumonía, o cuando tengan fiebre y presenten sintomatología durante la época en la que se producen un mayor número de casos de gripe estacional.

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Actualizado: 20 de junio de 2018

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