Síndrome de Sjögren
El síndrome de Sjögren o síndrome seco es una enfermedad autoinmune en la que la sequedad ocular y de boca suelen ser las primeras manifestaciones de un proceso crónico complejo. Explicamos qué lo causa.

Diagnóstico del síndrome de Sjögren

Dra. Sari Arponen

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

Para el diagnóstico del síndrome de Sjögren en primer lugar el médico hará una historia clínica completa, recopilando información sobre las enfermedades previas del paciente y sobre todo de los síntomas referidos por el paciente. Habitualmente se sospechará la presencia de este síndrome en un paciente que relate que tiene sequedad de boca y de ojos. No todos los afectados con estos síntomas tienen un síndrome de Sjögren, por lo que hay que realizar pruebas complementarias adicionales. Para el diagnóstico definitivo se tienen que cumplir una serie de criterios definidos por las sociedades científicas de Reumatología.

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La sequedad ocular se puede evaluar por el test de Schirmer sin anestesia. Consiste en colocar una pequeña tira de un papel especial de filtro por dentro del párpado inferior. El paciente tiene que cerrar los ojos, y se mide la longitud de la tira que se ha humedecido. En el síndrome de Sjögren se humedecen menos de 5 mm del papel (en una persona joven se humedecerán 15 mm y en una anciana unos 10 mm). Se pueden hacer otras pruebas para evaluar la secreción de lágrimas como la prueba del rosa de Bengala (se tiñe el ojo con esa sustancia) o una lagrimascopia en vídeo.

La evaluación de la xerostomía también se tiene que realizar de forma objetiva. Se debe realizar una medición del flujo salival, que se puede hacer colocando unos catéteres en la salida de los conductos de las glándulas salivales mayores, aunque el método más habitual es el de la salivación. Se le pide al paciente que escupa toda la saliva que produzca en 15 minutos. En condiciones normales deberían ser más de 1.5 ml. Otras pruebas para evaluar la situación de las glándulas salivales son la gammagrafía salival y la sialografía parotídea. La biopsia de una glándula salival menor (del labio) es una de las pruebas que permiten ver al microscopio la inflamación (o atrofia en las fases más avanzadas) de las glándulas.

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A los pacientes con sospecha de síndrome de Sjögren se les solicita una analítica completa con función renal y hepática, hemograma y coagulación, además de glucosa, perfil lipídico y tiroideo. Se evalúa también la posible presencia de virus de las hepatitis B o C y VIH. Pero lo más característico de las enfermedades autoinmunes como el síndrome de Sjögren es la presencia de autoanticuerpos, que pueden ser órgano-específicos o no órgano-específicos (ENA). 

Los autoanticuerpos que aparecen con mayor frecuencia en el síndrome de Sjögren son el anti-Ro/SSA y el anti-La/SSB. Muchos pacientes también tienen positivos los anticuerpos antinucleares. A menudo se detecta también la positividad del factor reumatoide. Algunos pacientes pueden tener crioglobulinas. Otros autoanticuerpos que se detectan con diversa frecuencia en estos pacientes son los anticuerpos antipéptido citrulinado, los anticentrómero, los antitiroglobulina, los antimitocondriales, los antimúsculo liso y los anticélula parietal gástrica.

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Creado: 30 de enero de 2016

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