Uveítis
Las uveítis o inflamaciones de la úvea suelen estar asociadas a otra patología o producirse a consecuencia de una infección, aunque a veces no se conoce su causa. Te explicamos cómo reconocer y tratar esta afección.

Afecciones que pueden cursar con uveítis posteriores

David Saceda

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Existen determinadas patologías o infecciones que suelen provocar la aparición de uveítis posteriores, las afecciones más comunes son:

Toxoplasmosis

La toxoplasmosis está causada por el Toxoplasma gondii, un parásito que se transmite por el contacto con excrementos de gatos y otros felinos. El parásito se disemina por todo el organismo –el infectado desarrolla un cuadro similar a una gripe, que no tiene importancia, excepto si hay un embarazo en curso–, y permanece latente en todos los órganos del cuerpo, entre ellos el ojo.

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En la edad adulta, el toxoplasma puede reactivarse cuando el sistema inmune está debilitado, y aparece entonces una uveítis posterior, afectándose la retina con cicatrices negruzcas. Es la causa más frecuente de uveítis posterior, y también puede causar uveítis anterior al mismo tiempo (panuveítis). El tratamiento es el mismo que para cualquier toxoplasmosis: sulfadiacina, pirimetamina y ácido fólico.

Citomegalovirus

El citomegalovirus es un virus del grupo de los herpesvirus cuya principal característica es que son virus capaces de infectar al ser humano y permanecer latentes en el interior de las células. Se transmite por contacto de secreciones, principalmente por vía sexual, sin causar síntomas de importancia (un cuadro gripal a veces), y la mayor parte de la población ha tenido contacto con este virus.

Citomegalovirus

La reactivación del citomegalovirus en el ojo sucede cuando el sistema inmune del infectado está gravemente debilitado, como en el caso de los infectados por el virus del sida. De hecho, es la causa más frecuente de uveítis posterior y ceguera en los pacientes con sida. No causa dolor, y en el fondo de ojo se ven hemorragias y microinfartos de la retina, que dan un aspecto de ‘pizza de mozzarella y tomate’. El tratamiento del citomegalovirus, cuando aparece clínica grave, es el ganciclovir o foscarnet por vía intravenosa.

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En ocasiones, la inmunosupresión en las personas con sida es tan grande que aunque el citomegalovirus se active, el sistema inmune no le ataca y no se produce inflamación. Sin embargo, cuando se comienza la terapia antirretroviral contra el sida (TARGA) el sistema inmune mejora y puede aparecer entonces una uveítis posterior; paradójicamente, forma parte del conocido síndrome de reconstitución inmune.

Candidiasis

La candidiasis se debe a la Cándida, una levadura que infecta al ser humano con cierta frecuencia en la piel y mucosas, pero en pacientes inmunodeprimidos es capaz de causar infecciones internas. Para poder sospechar su presencia tiene que haber una vía de entrada a la sangre por la que pueda pasar la Cándida; las más frecuentes son los catéteres venosos en los hospitales y las jeringuillas en los adictos a drogas por vía parenteral. El fondo de ojo se ve borroso, como si el ojo estuviese lleno de algodones. El tratamiento se basa en antifúngicos, como la anfotericina B intravenosa.

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Creado: 21 de noviembre de 2012

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