Un estudio sobre el autismo, realizado por científicos de la Escuela de Medicina de Yale (Estados Unidos), ha encontrado un patrón de actividad del cerebro que podría estar relacionado con la susceptibilidad genética a desarrollar trastornos del especto autista (TEA).

Para llevar a cabo la investigación, cuyos resultados ha publicado 'Proceedings of the National Academy of Sciences', los investigadores emplearon imágenes de resonancia magnética funcional para escanear el cerebro de niños afectados por autismo, hermanos de niños autistas no afectados por la enfermedad, y un grupo control, mientras los tres grupos observaban imágenes de movimientos biológicos.

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El equipo de investigadores, liderado por Kevin A. Pelphrey, identificó tres “firmas neurales” que distinguían a los dos primeros grupos de niños de los del grupo control: los niños con TEA y los hermanos sanos compartían una actividad cerebral reducida en ciertas zonas cerebrales; los niños autistas presentaban una actividad cerebral reducida en otras áreas y, por último, los hermanos sanos tenían intensificada la actividad cerebral en otras zonas del cerebro.

Según los autores del estudio, la primera firma, que comparten los niños con TEA y sus hermanos no afectados, podría ser la característica que indica la predisposición genética a desarrollar autismo, la segunda firma identifica el trastorno autista activo, y la tercera estaría destinada a compensar la predisposición genética y la menor actividad cerebral registrada en algunas regiones cerebrales en el caso de los hermanos sanos.

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Los investigadores creen que estos datos podrían ayudar a comprender mejor las causas del autismo, y el origen genético y molecular de este trastorno.

Actualizado: 1 de agosto de 2017

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