Problemas que conlleva el cambiar al niño de la cuna a la cama

Ya no hay vuelta atrás, está decidido, vuestro hijo abandona su cuna y estrena cama. La primera noche no conviene cambiar las rutinas ni hacer de ello una gran fiesta. Simplemente se lo recordaremos, para que sepa a qué atenerse y lo que va a pasar, siempre de forma positiva, y seguiremos las pautas de todos los días: baño, cena, cuento, beso de buenas noches…

Es posible que las primeras noches sean un poco más agitadas de lo normal, pero seguro que en una semana más o menos el niño ya ha superado con éxito la transición. En cualquier caso, en caso del periodo se alargue un poco, tened paciencia y seguid animándole a diario, diciéndole cuán orgullosos os sentís de él.

¿Qué puede ir mal cuando estrenan cama?

• Se levanta de la cama: uno de los problemas que pueden surgir es que la libertad que le da su nuevo lecho contribuya a que se levante una vez acostado. Sed firmes desde el principio, debemos acompañarlo y acostarlo de nuevo, recordándole con cariño que ya es un niño grande y que se tiene que comportar como tal.
• Se cae de la cama: una opción puede ser la barrera protectora, pero al principio también existe la posibilidad de colocar el colchón directamente en el suelo para que se sienta seguro. Una vez que observéis que ya está bien adaptado, es el momento de pasar a una cama más alta.
• Quiere volver a la cuna: para evitar tentaciones, no dejéis la cuna a la vista una vez que hayáis hecho el cambio, desmontadla y guardadla al mismo tiempo que instaláis la cama. Si por algún motivo no es posible, le podéis quitar las sábanas, el protector, etcétera, y explicadle que no puede dormir allí porque no está hecha.