Los reflejos del bebé
¿Te has preguntado alguna vez por qué un recién nacido es capaz de agarrarte un dedo o succionar un biberón? Son los reflejos primitivos, respuestas motrices típicas de los bebés ante determinados estímulos.

Reflejos secundarios del bebé

Por: Dr. Alfredo Tagarro

Pediatra en el Hospital Infanta Sofía de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Aparte de los reflejos más conocidos comentados en el punto anterior, existen otros que también pueden apreciarse en los primeros meses de vida de los bebés. Estos son algunos de los reflejos secundarios del bebé:

Reflejo tónico-asimétrico del cuello en el bebé

Se desencadena girando la cabeza del bebé hacia un lado, hasta que el mentón alcance el hombro, sosteniendo la cabeza durante 15 segundos, para después volver a la línea media. La respuesta consiste en la extensión del brazo y la pierna correspondientes al lado hacia el que se ha girado la cabeza, mientras que los del lado opuesto permanecen flexionados. La postura es descrita frecuentemente como “postura de espadachín” o de “esgrima”. Una respuesta clara se obtiene en cerca de la mitad de los niños, en otros es variable y puede ser que apenas se note. Desaparece alrededor de los seis meses.

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Reflejo del paracaídas en el bebé

El reflejo del paracaídas es una de las llamadas respuestas de protección. Son respuestas automáticas del cuerpo ante una amenaza potencial como es caer. El reflejo del paracaídas se desencadena tomando al bebé desde debajo de las axilas, de espaldas a nosotros, y simulando que se lanza al bebé sobre una superficie. El niño reaccionará extendiendo los brazos para protegerse de la caída. Este reflejo aparece a partir de los seis meses de forma normal y persiste toda la vida.

Reflejo de Galant

También llamado respuesta de incurvación del tronco. Se desencadena con el niño suspendido sobre la mano del examinador, boca abajo. Se roza con el dedo a ambos lados de la columna, desde el hombro hacia las nalgas, en paralelo a la espina dorsal. Primero se hace en un lado y luego en el otro. Este estímulo induce una fuerte incurvación de la columna hacia el lado estimulado. Se observa desde el nacimiento hasta cerca del año de vida.

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Reflejo abdominal

Es similar al reflejo de Galant, pero se realiza estimulando el abdomen del bebé a los lados del ombligo. Desencadena una incurvación del tronco.

Reflejos en los dedos del bebé

Reflejo de extensión de los dedos

Los bebés suelen tener los puños cerrados. Al estimular repetidamente el lateral de la mano del lado del meñique, desde el meñique hacia abajo (hacia la muñeca), se va abriendo el puño desde el meñique hacia el pulgar. Este reflejo tiene cierta utilidad cuando los bebés han atrapado algo con el puño que deseamos que suelten. En lugar de forzar la apertura de la mano contra la resistencia del reflejo de prensión, que resulta sorprendentemente fuerte, podemos abril la mano del bebé de una manera elegante desencadenando este reflejo. Aparece desde el nacimiento y tiene un curso temporal neuroevolutivo similar al reflejo de prensión palmar.

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Reflejo de Landau

Se trata de una respuesta del tronco en extensión y de la cabeza, que se levanta, cuando se suspende al bebé boca abajo. Aparece a los cuatro meses y desaparece en torno al año.

Reflejos tendinosos

Los reflejos tendinosos, a diferencia de todos los que se han descrito previamente, sí son reflejos auténticos. Es decir, después de una estimulación en determinados tendones (rotuliano, aquíleo…), el impulso nervioso llega a la médula y desencadena una respuesta por parte de las neuronas motoras de la médula sin necesidad de pasar por la corteza cerebral. El hecho de que el movimiento se desencadene sin necesidad de que la información llegue al cerebro es lo que diferencia los reflejos tendinosos de los reflejos arcaicos. Como se ha dicho inicialmente, los reflejos arcaicos son respuestas motoras automáticas que sí se generan en el encéfalo.

Creado: 13 de febrero de 2013

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