Cómo dejar de morderse las uñas: 13 trucos infalibles
Actualizado: 22 de septiembre de 2022
Cuando se trata de un trastorno leve, no es necesario darle mucha importancia, sobre todo en la etapa infantil. Aunque no está de más tratar de que los más pequeños se quiten esta manía, lo normal es que ellos mismos dejen de morderse las uñas. Mucho más preocupante es la onicofagia en los estadios de trastorno obsesivo-compulsivo que sí requiere la ayuda profesional.
Sea como fuere, morderse las uñas es un hábito feo que, con un poco de paciencia y algunos trucos, se puede erradicar. Recuerda, asimismo, que quitarse de cualquier mal hábito es una carrera de fondo, por lo que no desfallezcas si ves que en las primeras semanas aún sigues con deseos de meterte las manos en la boca y darte un banquete de uñas.
Toma nota de estas sugerencias que te ayudarán a dejar de comerte las uñas y que la onicofagia sea un recuerdo del pasado:
Como en cualquier proceso de deshabituación, la fuerza de voluntad es el primer y más importante elemento para dejar de morderse las uñas. Sé paciente y fuerte porque la recompensa merecerá la pena.
Trata de relacionar en qué momentos te muerdes las uñas para intentar evitarlos. Así, si sueles hacerlo cuando estás muy aburrido, evita los ratos muertos y ten ocupadas las manos; por ejemplo, coge un crucigrama o un sudoku y cómete la cabeza pensando la solución, pero, eso sí, no mordisquees el lápiz.
La onicofagia está relacionada, en gran parte de los casos, con la ansiedad, por lo que has de evitar tomar productos estimulantes, tales como el café, el té, los refrescos con cafeína, las bebidas alcohólicas, etcétera.
Cuando te entren las ganas de morderte las uñas, busca un sustitutivo rápido y saludable. Por ejemplo, puedes beber un traguito de agua o tomar un aperitivo saludable o, si no tienes nada sano que comer, prueba a hacer respiraciones profundas o a cantar tu melodía favorita.
Cuando nos metemos las manos en la boca podemos estar facilitando la entrada a nuestro cuerpo de organismos perjudiciales. Ten las manos siempre muy limpias y, si te entran las ganas de comerte las uñas, ve corriendo al baño; puede que el hecho de tenerte que lavar las manos continuamente haga que se te quiten las ganas.
Usa una buena crema nutritiva para manos y uñas o aplícate con mimo un buen aceite (de oliva, de rosa mosqueta, de almendras…). Es importante que tus uñas tengan una buena salud que evite que se rompan y den ganas de mordisquearlas para arreglarlas.
Ten siempre a mano una lima. Si ves que tus uñas están bien cuidadas, te dará más cargo de conciencia destrozarlas con la boca. Además, limarlas hará que estés un rato entretenido y así olvidarás las ganas de morderlas.
Píntate las uñas con los colores de moda o, si tu bolsillo se lo puede permitir, ve a un especialista a que te haga la manicura. ¿Vas a estropear tu look y tirar el dinero de la cita con la esteticista mordiéndote las uñas? Al principio, tus uñas quedarán un poco raras pintadas, pero, a medida que vayan creciendo sin mordeduras, se verán muy bonitas.
Hay en las farmacias y herboristerías unos esmaltes especiales con un sabor totalmente desagradable. Cada vez que tengas la tentación de morderte las uñas, su sabor hará que te lo pienses dos veces y, así, progresivamente se te irán desvaneciendo los deseos. Aplica este esmalte transparente diariamente y, una vez a la semana, quítatelo con tu quitaesmaltes habitual y vuelve a empezar hasta que la onicofagia desaparezca.
Si prefieres un remedio casero, frota las uñas con ajo o con guindilla. El resultado es casi el mismo que con los esmaltes de farmacia pero más económico.
Un aliado contra la onicofagia son los guantes. En invierno no puede faltar esta prenda que evitará que metas los dedos en la boca y, en verano, puedes optar por ponerte en casa guantes de látex (con una buena crema hidratante o nutritiva para no resecar demasiado las manos). Si no te atreves a salir de casa con estos guantes, puedes decidir ponerte tiritas o esparadrapos en las uñas para evitar el mordisqueo.
Puedes pegarte unas uñas postizas, tanto en casa con las decenas de kits que hay, o acudir a un profesional y que elija las más adecuadas para ti (de gel, de porcelana…). Estas uñas postizas taparán tu uña destrozada e impedirán que vuelvas a llegar hasta ella para morderla.
Si ves que el esfuerzo es muy grande, trata de dividir tu meta en etapas más sencillas. Por ejemplo, deja de morderte primero los pulgares; cuando veas lo bien que lucen así, esto te irá animando a que dejes de morderte progresivamente el resto de los dedos.
Creado: 31 de julio de 2013