A pesar de su nombre y de las molestias que puedan provocar, los loquios y entuertos son dos mecanismos del cuerpo que te ayudarán a que tu útero recupere la normalidad tras el embarazo y el parto.
Periodista especializada en Salud, Embarazo, Infancia y Tercera Edad
Por: Rosa María Plata
Presidenta de la Asociación Española de Matronas
Actualizado: 23 de marzo de 2023
Los loquios y entuertos son dos mecanismos naturales (de evacuación y contracción, respectivamente) que se producen tras el parto, durante la etapa conocida como puerperio, y cuya función principal es la de ayudar en un primer instante a evitar la hemorragia posparto y que el útero retorne a su estado normal tras las modificaciones sufridas como consecuencia del embarazo y del parto.
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Qué son los loquios
El puerperio es la etapa que se extiende desde el parto (expulsión fetal) hasta la completa normalización del organismo femenino. Durante las seis semanas que dura (popularmente conocida esta etapa como cuarentena), tienen lugar algunas circunstancias que favorecerán la recuperación del útero. Una de ellas son los loquios.
Qué son los loquios
Se conoce como loquios el fluido vaginal que comienza a expulsar la mujer tras el parto, ya sea vaginal o por cesárea, resultado de la herida que queda en el útero tras el desprendimiento de la placenta en el alumbramiento. Y es que, durante el embarazo la placenta se enraíza a la capa interna del útero mediante una red de vasos sanguíneos y a su expulsión hay una rotura de estos vasos produciéndose consiguientemente un sangrado.
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Además de sangre, este fluido conocido como loquios se compone de mucosa y membranas procedentes del útero, el cuello y la vagina y de leucocitos.
Cuánto duran los loquios
En general, los loquios suelen durar alrededor de 15 días, aunque ni la cantidad ni la duración es igual en todas las mujeres. Existen algunos factores que pueden influir en un incremento de estos, como el embarazo múltiple, multíparas (que han parido anteriormente), fetos muy grandes (macrosomas) o una gestación con gran cantidad de líquido amniótico (polihidramnios). En todos estos casos el útero queda más distendido, por tanto necesitará más esfuerzo para contraerse y los loquios suelen prolongarse un poco más.
Por el contrario, hay una circunstancia que favorece que estos loquios puedan acabar antes: la lactancia. La razón se encuentra en el reflejo de Ferguson. Cuando se pone el bebé al pecho y se agarra bien, la succión provoca un reflejo en la hipófisis de la madre que segrega oxitocina. Esta hormona estimula el útero y hace que se contraiga, favoreciendo la reducción del sangrado y la involución del útero, es decir, el que este órgano vuelva a la normalidad.