Aunque el trastorno es raro, se han documentado casos de falsos embarazos desde tiempos remotos: en el 300 a.C., Hipócrates describía a doce mujeres “que pensaban que estaban embarazadas”, y se cree que María Tudor, la reina inglesa, sufrió pseudociesis: a los tres meses de casarse con Felipe II, se anunció oficialmente su estado de buena esperanza, pero cuando llegó el momento del parto, no hubo niño.
También se han descrito embarazos imaginarios en hombres, estos casos son muy infrecuentes y responden a condiciones psicóticas graves. Lo que sí pueden sufrir los hombres es el síndrome de Couvade, un desorden que afecta a las parejas de las mujeres embarazadas durante la gestación o el parto de la mujer, y que consiste en que presentan los mismos signos y síntomas que sus compañeras, desde náuseas y vómitos hasta dolores abdominales propios de la gestación.
Pero es que, además, el embarazo psicológico no sólo se da en las personas. Este problema es mucho más común en los animales, en concreto en los perros (embarazo psicológico en la perra), aunque también se han descrito casos en gatos y conejos.