Esteatosis hepática
Popularmente conocida como hígado graso, la esteatosis hepática, relacionada con el consumo de alcohol, consiste en una acumulación de triglicéridos en el hígado. Con el debido tratamiento se puede revertir.

Diagnóstico de esteatosis hepática

Muestras de sangre para analizar en el laboratorio

El aumento de los niveles de bilirrubina y transaminasas alerta de un problema en el hígado, pero no confirma que la causa del fallo sea una esteatosis hepática.

Por: María Dolores Tuñón

Médico Residente de Medicina Familiar y Comunitaria

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

Debe sospecharse que existe esteatosis hepática ante cualquier paciente con un elevado consumo de alcohol (más de 80 gramos de etanol al día) o con obesidad muy marcada. Para confirmar el diagnóstico de hígado graso se realizan las siguientes pruebas:

  • Análisis de sangre: deben valorarse las enzimas hepáticas, ya que son de los primeros parámetros que se elevan en caso de que el hígado esté dañado. Estas enzimas son la bilirrubina y las transaminasas (GOT y GPT). Las transaminasas suelen presentarse en el doble de su valor normal. Es la razón más frecuente de iniciar un estudio que concluye en hígado graso como diagnóstico. La alteración de estos valores en la analítica determina el estado del hígado, pero no confirma que la causa del fallo sea una esteatosis hepática, por lo que son necesarias pruebas posteriores.
  • Ecografía abdominal: como la analítica de sangre detecta la lesión hepática, pero no la causa de la misma, una ecografía, en la que se observan tanto el hígado como las estructuras colindantes, servirá para determinar si la causa de la alteración tiene su origen en el tejido hepático o en la vía biliar. Es útil también para descartar otros procesos que alteren la función hepática o puedan haber producido síntomas similares.
  • TAC y RMN: si con la ecografía no se termina de ver bien el hígado, se recurre a estas pruebas, que definen mejor un aumento de la grasa hepática. Sin embargo, estas técnicas tienen un coste sanitario muy elevado, por lo que sólo se emplean en el caso de que las pruebas anteriores no hayan conseguido un diagnóstico definitivo y el paciente siga presentando las manifestaciones clínicas descritas en el apartado síntomas.
  • Biopsia hepática: es la prueba definitiva para establecer el diagnóstico de esteatosis hepática. Se toma una muestra de tejido del hígado para, posteriormente, estudiarla en el laboratorio. Con la biopsia también se puede determinar si la causa de la esteatosis es la ingesta etílica o no.
  • Fibroscan o elastografía hepática: permite estimar el grado de fibrosis hepática mediante la forma de transmitir ondas que presente el hígado. Es una técnica incruenta aunque no definitiva para su diagnóstico.

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