Ictus
Conoce las causas, síntomas y tratamiento del ictus, y los factores de riesgo que puedes modificar para evitar sufrir un accidente cerebrovascular, una de las principales causas de incapacidad y muerte en los países desarrollados.

Tratamiento de un ictus

Sergio García Escrivá

Por: Sergio García Escrivá

Licenciado en Farmacia

Dr. José Antonio Nuevo González

Revisado: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 22 de septiembre de 2022

En general, se establece que los ictus deben ser tratados en menos de tres horas por el equipo de neurólogos para un buen pronóstico. Para ello, los médicos pueden tratar de inyectar medicamentos que disuelvan el coágulo o el trombo y recuperar el flujo sanguíneo, en caso de tratarse de un ictus isquémico (por taponamiento). En la actualidad, el ácido acetilsalicílico o aspirina sigue siendo el fármaco principal para conseguirlo. 

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En los últimos años se realiza la trombolisis en algunos centros especializados, que consiste en inyectar un medicamento que disuelve el coágulo y consigue la restauración de las funciones neurológicas perdidas durante el ictus. Tiene riesgo de sangrado, por lo que los neurólogos deben seleccionar minuciosamente a los pacientes que se beneficiarían de este tratamiento, en función de la edad, el tiempo de evolución del ictus y otras características. 

En el caso de las hemorragias, puede ser más complicado; y es posible que el paciente requiera de una angiografía intervencionista o un cateterismo para reparar la arteria dañada mediante la colocación de stents, o insertando un clip o grapa en aneurismas que sean la causa del sangrado.

Tratamiento del ictus

En casos de hemorragias que produzcan compromiso para la vida del paciente por su localización o extensión, el drenaje quirúrgico puede ser su tratamiento, introduciendo un catéter para vaciar la sangre al exterior.

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Rehabilitación de un ictus

Otra parte importante del tratamiento del ictus es la rehabilitación. Es frecuente que, tras algunos ictus importantes, el paciente deba acudir a rehabilitación, en especial si ha llegado a producirse el infarto (muerte) de alguna región del cerebro, ya que hay que conseguir en la medida de lo posible que otro área del cerebro pase a controlar las funciones que antes controlaba la zona afectada.

Generalmente, la rehabilitación debe comenzar en cuanto el paciente está estable. Médicos, neurólogos, fisioterapeutas, rehabilitadores, logopedas y personal de enfermería forman el equipo multidisciplinar que intentará ayudar al paciente a recuperar las funciones alteradas o restablecer las funciones perdidas. Los pacientes con ictus que no han podido tratarse con trombolisis pueden llegar a recuperar la capacidad para comunicarse, para caminar o para utilizar el brazo paralizado nuevamente gracias a una buena rehabilitación. 

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Pronóstico del ictus

Es muy complicado establecer un pronóstico para los ictus. Como se ha visto, dependerá enormemente del tipo de ictus de que se trate y del tiempo que ha permanecido el tejido cerebral sin recibir sangre; de la zona afectada; de la edad, sexo y raza del paciente; y de su propia capacidad de recuperación.

Pronóstico del ictus

La posibilidad de repetición del ictus es considerable durante los primeros tres meses de convalecencia, y hasta un 14% en el primer año. De ahí que se considere tan importante el uso de aspirina para evitarlo, así como el estricto control de los factores de riesgo modificables (hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, tabaquismo…).

El ictus es una enfermedad grave e incapacitante. Su mortalidad oscila entre un 10-20% en el primer mes. Y las complicaciones que lo acompañan pueden distorsionar de manera permanente la vida del paciente y de su entorno. 

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Los avances en diagnóstico y tratamiento han sido fundamentales; y el control de los factores de riesgo resulta vital para impedir la aparición de un primer ictus (prevención primaria) o de una recaída (prevención secundaria). Solo con el buen control de la tensión arterial se puede disminuir hasta en un 45% el riesgo de recurrencia.

Creado: 29 de julio de 2010

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