Seguridad en el manejo de caballos

Un caballo, aunque lo conozcas bien, puede reaccionar de forma imprevista y crear una situación de peligro para ti o para ambos. Estos consejos te ayudarán a manejar a los caballos con seguridad y a evitar riesgos.
Una mujer salta una valla con su caballo

Para tener éxito en el trato con los caballos se requiere paciencia, tacto, sensibilidad y firmeza, y es muy importante evitar los gestos bruscos.

Por: Santiago Jiménez

Monitor de equitación

Actualizado: 11 de julio de 2025

Si eres aficionado a la hípica o quieres iniciarte en ello, incluso si simplemente están pensando en hacer una ruta a caballo en tus vacaciones, hay una regla de oro que debemos conocer: y es que, en el manejo de caballos conviene recordar siempre que, como animales de presa que son, todos sus sentidos están enfocados en salir huyendo ante un posible peligro; es lo que les ha mantenido con vida a lo largo de generaciones. 

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Toda reacción de un caballo tiene su razón, otra cosa es que a veces no nos demos cuenta de qué ha provocado un determinado comportamiento. Todos pueden asustarse en un momento dado y crear una situación de peligro (para ellos o para nosotros mismos). Un caballo asustado puede atropellarte, cocearte, pisarte, morder…, y hasta el caballo más tranquilo puede tener reacciones inesperadas que nos pongan en un aprieto. Por ello, conviene conocer y tener presentes las claves para montar a caballo de forma segura.

Mujer manejando caballos

Dar seguridad al caballo, no miedo

Estas son esas claves que debes dominar si vas a manejar un caballo: 

  • El lenguaje gestual es muy importante a la hora de manejar a los caballos con seguridad. Nuestros gestos, movimientos y la forma de hablar han de ser calmados. Las brusquedades no son buenas aliadas, porque este tipo de actitud los altera y pone en alerta. Es por ello que para tener éxito en el trato con los animales se requiere paciencia, tacto, sensibilidad y firmeza.
  • Ser firme no quiere decir que seamos violentos. Los animales diferencian muy bien una agresión de un castigo; al castigar o ser firme le estamos indicando al caballo que no vamos a tolerar una determinada actitud pero, si le agredimos, el animal se defenderá o, en el mejor de los casos, será un caballo sometido que hará lo que se le pide por miedo. Si queremos educar, compartir y tener un vínculo con él, las agresiones deben estar descartadas por completo.
  • Inmediatez: el castigo, como ocurre en el caso de los perros, ha de producirse inmediatamente después de la acción que queremos corregir; de nada sirve castigar al cabo del tiempo porque no lo entenderá.
  • Confianza: el caballo tiene una jerarquía y has de ganarte su respeto y la posición de líder para que él confié en tu proceder, y para que cuando tenga miedo sepa que tú y tus decisiones son sinónimo de seguridad; esa es la clave, si dudas o tienes miedo el caballo lo nota.

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Manejar a tu caballo con seguridad

Antes de montar siempres debes revisar al caballo para comprobar si tiene algún problema, y la equipación correcta.

Consejos para manejar a tu caballo con seguridad

Siempre que tratamos con caballos debemos anticiparnos a lo que pueda suceder, o al menos intentarlo. A continuación te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a manejar a tu caballo con seguridad y a prevenir posibles riesgos:

  1. Al acercarnos (aunque sea nuestro caballo), debemos hacerle saber dónde estamos y quién somos. Hablar para que nos ubique e identifique en el caso de un caballo que ya conocemos es suficiente para evitar que se pueda asustar.
  2. Nunca nos acercaremos a un animal que no conozcamos desde atrás. Si se trata de caballos domados, uno generalmente se puede acercar de frente, suavemente, hasta ver cómo reacciona; pero con un potro o caballo joven debemos ser más cautelosos e iniciar el acercamiento en dirección a sus espaldas. Los potros puede que se alejen, pero evitamos una más que posible coz (si lo hacemos por la parte trasera), y que se asuste realizando alguna acción brusca (si vamos de frente).
  3. Al llevar un caballo por el ramal (cuerda o correa que se engancha a la cabezada), en las personas diestras la mano derecha va cogiendo el ramal cerca del enganche de la cabezada, y la mano izquierda va cogiendo la punta de dicho ramal. Con esto conseguimos que ni el caballo ni nosotros podamos tropezar con el largo del ramal y que si el caballo se asusta (por el motivo que sea), la mano derecha cederá pero la mano izquierda seguirá sujetando el caballo.
  4. Al atar cualquier caballo a cualquier sujeción fija, pared, poste, argolla, etcétera, es conveniente:
    • No dejarle muy largo el ramal, podría meter una mano, al tirar hacia atrás se notan atados y entran en pánico.
    • Poner una pita en la sujeción o en la argolla de la cabezada es una buena solución para que en la hipotética situación de que se asuste se rompa la pita y generalmente no pasa nada, se suelen quedar inmóviles. (existen en el mercado unos ramales de goma extensible que es bueno tener instalado en el lugar dónde solamos atar los caballos).
    • Y por último tener siempre a mano un cuchillo para que si sucede algo con un caballo atado y entra en pánico podamos cortar el ramal rápidamente para liberarle.
  5. No debemos dejar que ningún caballo juegue a darnos mordisquitos; puede parecer gracioso, pero es un juego peligroso del que nos podemos arrepentir.

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Hombre adiestrando un caballo
  1. Es conveniente prestar atención a los signos de nerviosismo que muestre el caballo con el que tratemos; observar sus ollares, sus ojos y sus orejas nos da mucha información, y a medida que tenemos más contacto con él más nos conoceremos mutuamente.
  2. Cuando tengamos que realizar cualquier labor en manos o pies del caballo (poner protectores, limpiar el casco…), nunca hacerlo sentados o en cuclillas.
  3. Permanece atento a las circunstancias ambientales: hay caballos que están perfectamente domados y que no se suelen asustar, pero que cuando tienen moscas cocean sin previo aviso para intentar quitárselas.
  4. Los caballos son capaces de distinguir muchas palabras, acostúmbrale a conocerlas y que te sirvan de ayuda.
  5. Revisar a tu caballo o al que vas a montar y la equipación que lleva (riendas, cincha bien apretada…), juega a favor de tu seguridad. Revisar tu caballo es también la mejor manera de conocer su estado de ánimo, si le duele algo, si tiene alguna herida, roce, etcétera.

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Por último, recuerda que no hay mayor seguridad que aplicar el menos común de los sentidos en todo lo relacionado con el manejo de nuestros compañeros equinos, y que poco a poco ambos (caballo y tú), iréis aprendiendo el uno del otro hasta conseguir compenetraros y entenderos con sólo miraros.

Creado: 16 de abril de 2015

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