Primeros auxilios para gatos
Dicen que un gato tiene siete vidas…, pero su curiosidad innata puede llevarle a lastimarse en más de una ocasión, así que no está de más saber cómo actuar frente a cualquier tipo de emergencia.

Manual de primeros auxilios para gatos

Por: Eva Salabert

Periodista experta en salud

Por: José González Sancho

Periodista especializado en salud y bienestar

Actualizado: 13 de agosto de 2025

Ante un accidente de un gato no pretendas que se comporte como lo haría un perro, de una forma sumisa. Si la gravedad de sus lesiones no se lo impide, el gato se convertirá en un auténtico peligro. Arañazos y mordiscos indiscriminados serán su forma de decirte que no está para bromas, así que no intentes acariciarle para tranquilizarle, y procura moverle lo menos posible.

PUBLICIDAD

En la mayor parte de los accidentes domésticos la visita al veterinario es inexcusable, pues, aparte de hacer el diagnóstico de la lesión y aplicar el mejor tratamiento, él es quien mejor sabe manipular al gato, sin poner en peligro su vida ni tu integridad física.

Cada una de las lesiones que pueda sufrir un gato (intoxicaciones, quemaduras, heridas, caídas…) requiere unos cuidados diferentes. En los siguientes apartados te explicamos los peligros más frecuentes que acechan a los gatos y cómo debes actuar en cada caso.

Manual de primeros auxilios para los gatos

Claves para evitar que tu gato sufra

Los primeros auxilios son sólo un primer paso en la cura, no sustituyen al veterinario, pero marcan la diferencia entre una recuperación tranquila o una emergencia que se complica, y deben cumplir estos objetivos:

  • Ante todo, no producir dolor y evitar que la situación empeore. Antes que curar, los primeros auxilios buscan frenar el daño, ya sea controlar una hemorragia, enfriar una quemadura, retirar al gato de una fuente de peligro (electricidad, calor, veneno) o evitar autolesiones por estrés o dolor.
  • Evitar el empeoramiento del estado general. Para ello tranquiliza a tu gato, hablándole de una forma pausada y con cariño. Un gato tranquilo sufre menos y es más fácil de manejar hasta que reciba atención profesional.
  • Eliminar el origen del daño. Salvar la vida del gato, si está en riesgo inmediato puede implicar:
    • Reanimación cardiopulmonar si ha dejado de respirar.
    • Liberar las vías respiratorias si se ha atragantado.
    • Tratar un shock por accidente o traumatismo.
    • Moverlo con cuidado para no dañar órganos o columna.
  • Aliviar, en lo posible, el dolor y el sufrimiento. El dolor en gatos es silencioso, pero intenso. Los primeros auxilios también buscan minimizar el malestar inmediato: ya sea iInmovilizar una fractura, aplicar frío o calor según el caso, o evitar que lama una herida o se rasque sin parar.
  • Facilitar el traslado al veterinario de forma segura. Y es que, a veces, lo más crítico no es lo que haces en casa, sino cómo lo llevas a la clínica. Por ello, evita movimientos bruscos, usa transportín acolchado o improvisa una camilla, y avisa al veterinario antes de llegar si es una urgencia grave.
  • Ayudar en la cura final. Lo que observes en los primeros minutos es oro clínico para el profesional, el veterinario tratará mejor a tu gato si sabe qué ocurrió y qué se ha hecho ya:
    • ¿Cuánto tiempo lleva herido?
    • ¿Había productos tóxicos cerca?
    • ¿Estaba consciente? ¿Respiraba? ¿Convulsionó?
    • ¿Tenía fiebre? ¿Sangraba? ¿Qué has hecho hasta ahora?

PUBLICIDAD

10 Consejos útiles si tu gato ha sufrido un percance

Ya sea un golpe, una caída, una electrocución, una quemadura o una intoxicación, estos pasos generales te ayudarán a estabilizar a tu gato hasta que reciba atención veterinaria:

  1. Evita la pérdida de calor, abrigándolo con una manta o toalla, incluso en verano. El shock puede provocar hipotermia aunque el ambiente sea cálido. No lo tapes en exceso si tiene fiebre o si hay quemaduras amplias.
  2. Si respira con dificultad, túmbale sobre un costado, preferiblemente sobre el lado derecho (deja libre el corazón), con la cabeza echada suavemente hacia atrás para liberar las vías respiratorias (¡sin forzar!). Asegúrate de que no haya nada obstruyendo su boca o nariz.
  3. Si está inconsciente, no le dejes durante más de diez minutos tumbado sobre cada costado. Cambiarlo de posición ayuda a evitar que un pulmón colapse y a mantener la circulación sanguínea más equilibrada. Hazlo con cuidado, sujetando bien el cuello y la columna.
  4. Mantén el entorno en calma. Habla en voz baja, evita ruidos, luces fuertes o manipularlo demasiado. Un gato estresado puede morder incluso estando herido o semiconsciente.
  5. No le des comida, agua ni medicinas por tu cuenta. Puede vomitar y aspirar el contenido. Algunas sustancias pueden empeorar una intoxicación. Recuerda que muchos medicamentos humanos son altamente tóxicos para gatos.
  6. Revisa si hay heridas, quemaduras o sangrado. Aplica presión suave con gasas estériles si sangra. No limpies heridas profundas sin indicación. Y si ves quemaduras, no arranques piel o pelo pegado, solo enfría con agua tibia.
  7. No inmovilices con vendas a menos que sea necesario. A diferencia de los perros, los gatos no toleran bien los vendajes largos. Solo improvisa una inmovilización si hay una fractura visible y el gato se mueve demasiado.
  8. Transporta al gato con seguridad. Usa un transportín acolchado, una caja rígida o una camilla improvisada (tabla con toalla, caja de cartón, etcétera). No lo dejes suelto dentro del coche: puede asustarse y agravar sus lesiones.
  9. Llama antes de llegar al veterinario. Avisa que vas con una urgencia. Describe qué le ha pasado y qué síntomas tiene. Así prepararán el equipo necesario y ganarás tiempo.
  10. Tú también respira hondo. Tu gato te necesita tranquilo. Respira, actúa y luego cuida tus nervios.

Botiquín gatuno: qué debe incluir

Botiquín gatuno

Tener un botiquín de primeros auxilios para tu gato es una de esas decisiones que se agradecen mucho cuando llega el susto. No hace falta montar un hospital en casa, pero sí contar con lo esencial para actuar rápido hasta que llegue ayuda veterinaria. En el botiquín de primeros auxilios para tu gato no debe faltar:

  • Gasas estériles (varios tamaños): para limpiar o cubrir heridas sin dejar pelusas.
  • Vendas cohesivas (tipo Vetrap): no se pegan al pelo y son fáciles de ajustar.
  • Un termómetro digital de uso rectal: la temperatura normal felina está entre 38 y 39,2 °C.
  • Lubricante a base de agua: para facilitar la toma de temperatura rectal.
  • Esparadrapo
  • Tijeras de punta roma: para cortar vendas sin pinchar al gato por accidente.
  • Pinzas pequeñas: útiles para retirar espinas, astillas o insectos.
  • Suero fisiológico (monodosis o botella): para lavar ojos, heridas o mucosas.
  • Clorhexidina diluida al 0,05% o yodo povidona diluido (tipo Betadine): desinfectantes seguros para uso externo.
  • Guantes desechables: para manipular heridas sin contaminar.
  • Linterna pequeña: útil para revisar pupilas, boca o garganta.

¿Y qué pasa con las medicinas? Olvídate de ellas. Que sólo tome las que le recete el veterinario, pues una simple aspirina podría causarle la muerte.

Dentro o cerca del botiquín a otros esenciales que conviene tener a mano:

  • Toalla o manta: para envolver al gato si necesitas inmovilizarlo con seguridad.
  • Biberón o jeringas sin aguja: para dar suero oral, medicamentos o alimento si no puede comer.
  • Bozal felino o funda de transporte segura: en caso de emergencia para evitar mordiscos si está asustado o con dolor.
  • Lista de teléfonos importantes: veterinario habitual, clínica 24 h o de urgencias más cercana, y el del centro de control de intoxicaciones (como el VISAVET o el CSIC en España).

Guarda todo junto en una caja bien cerrada, lejos del calor y fuera del alcance del gato (¡porque son expertos en colarse donde no deben!). Revísalo 1–2 veces al año para reponer gasas, comprobar caducidades y adaptarlo según la edad o estado de salud de tu gato.

PUBLICIDAD

Creado: 12 de mayo de 2015

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD