Migraña
La migraña es una de las cefaleas (dolores de cabeza) que origina mayor número de visitas a la consulta del médico –el 15% de la población las sufre de forma recurrente–. Conocer los factores que favorecen su aparición ayuda a prevenirla.

Diagnóstico de la migraña y evolución

Por: Sergio García Escrivá

Licenciado en Farmacia

Por: Dr. José Antonio Nuevo González

Especialista en Medicina Interna. Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón de Madrid

Actualizado: 11 de septiembre de 2025

El diagnóstico de la migraña, como en la mayoría de las cefaleas primarias, se basa en los síntomas que presenta el paciente que acude a la consulta. Como no existen procedimientos de imagen ni parámetros que puedan verse en un análisis, sólo es necesaria una cuidadosa observación por parte del profesional de atención primaria y la elaboración de una historia clínica detallada. 

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Requisitos para diagnosticar la migraña

Se deben cumplir los siguientes requisitos para definir o diagnosticar la migraña:

  1. Episodios de dolor de cabeza de intensidad moderada, hemicraneal, en forma de latido o pulsátil.
  2. Se acompaña de nauseas o vómitos, y de rechazo a la luz y al ruido por agravar los síntomas.
  3. Duración entre 4 y 72 horas, siendo repetidos los episodios durante meses.
  4. No existir otras causas de cefalea.

La información que el paciente facilita al médico acerca de sus cefaleas y su evolución, así como de los factores que la mejoran o empeoran, pueden orientar el diagnóstico de la migraña.

Generalmente, no hace falta la consulta con el neurólogo, salvo que el médico lo estime oportuno. Sí puede requerirse una consulta en caso de que se sospeche de una cefalea secundaria a otro problema. En algunos de estos casos, es posible que el médico o el neurólogo soliciten una prueba de imagen. Entre estas, son útiles el TAC y la resonancia magnetica para descartar otras causas de cefalea o complicaciones de la migraña como podría ser un infarto migrañoso.

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Evolución de la migraña en paciente anciano

Evolución de la migraña

La evolución de los ataques migrañosos varía mucho a lo largo de la vida del paciente. Se sabe que van disminuyendo de intensidad y frecuencia a medida que se envejece. Durante los periodos de tiempo que transcurren entre los ataques, el paciente no presenta ningún síntoma. Pueden producirse varios ataques al mes (importante, porque es un criterio diagnóstico de migraña), pero rara vez aparecen a diario.

Así mismo, los ataques no tienen por qué presentar el mismo patrón siempre: pueden variar los pródromos; y un paciente que habitualmente sufre de migraña con aura no tiene por qué presentar aura en cada ataque. Además, no es infrecuente que el paciente de migraña sufra de vez en cuando de cefalea tensional.

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Parece que la frecuencia e intensidad de las migrañas en las mujeres mejora durante el embarazo y a partir de la menopausia; y empeora con la toma de hormonas sexuales, como los anticonceptivos o el tratamiento hormonal sustitutivo.

En general, este tipo de dolor de cabeza afecta a la vida diaria del paciente, imposibilitando en muchos casos las actividades habituales, por la necesidad de reposo. Puede producir inconvenientes en el campo laboral, ya que muchos pacientes requieren de baja laboral durante los días que dura el ataque; así como en las relaciones personales, actividades deportivas o de ocio.

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