Los e-cigarrillos sí ayudarían a dejar de fumar, según un estudio

Un estudio sobre el uso de cigarrillos electrónicos para dejar de fumar revela que las personas a las que les dieron estos productos tenían más probabilidades de fumar menos cigarrillos tradicionales y de abandonar el hábito tabáquico.
Un médico mostrando una caja de cigarros y un e-cigarro

21/08/2023

Desde que los cigarrillos electrónicos empezaron a comercializarse, la posibilidad de que fueran útiles para ayudar a dejar de fumar a aquellos que lo desearan ha sido objeto de controversia. Se han llevado a cabo también diversos estudios que han puesto de manifiesto que los e-cigarrillos contienen sustancias nocivas para la salud y, por lo tanto, aunque se consideren menos perjudiciales que el tabaco tradicional, no son una alternativa saludable al hábito tabáquico.

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Ahora, sin embargo, un nuevo estudio ha mostrado que los cigarrillos electrónicos sí constituyen una ayuda para dejar de fumar. Se trata de la mayor investigación realizada hasta ahora en Estados Unidos que ha demostrado que el uso de e-cigarrillos ha inducido a los participantes a dejar de fumar, incluso en el caso de que al inicio del estudio hubieran manifestado que no tenían intención de dejar de fumar.

El estudio ha sido realizado por un grupo de investigadores del MUSC Hollings Cancer Center y sus resultados se han publicado en eClinicalMedicine. “Esta no es una panacea para dejar de fumar”, ha advertido Matthew Carpenter, primer autor del artículo y codirector del Programa de Investigación de Control del Cáncer en Hollings. Sin embargo, el investigador admite su sorpresa al comprobar que las hipótesis que querían probar se confirmaron.

“Los que recibieron el producto del cigarrillo electrónico demostraron una mayor abstinencia y un daño reducido, en comparación con los que no lo recibieron”

“Rara vez se da el caso de que tengas razón en casi todo lo que predijiste”, afirma, pero, añade que, en este caso: “fue un efecto tras otro: sin importar cómo lo miráramos, los que recibieron el producto del cigarrillo electrónico demostraron una mayor abstinencia y un daño reducido, en comparación con los que no lo recibieron”.

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Una menor cantidad de “intentos para dejar de fumar”

Carpenter señala que otros estudios realizados anteriormente que encontraron un beneficio en los e-cicigarette como ayuda para dejar de fumar habían sido muy estructurados, en el sentido de que reclutaron a individuos que deseaban dejar de fumar y les dieron instrucciones muy específicas sobre cómo debían usar los cigarrillos electrónicos. Esto ha hecho que muchos opinen que sus resultados no se pueden aplicar directamente sobre la vida real.

Por ello, Carpenter y sus colegas decidieron diseñar su estudio con lo que han denominado un “enfoque naturalista, de no intervención” para imitar las condiciones del mundo real lo máximo posible. De esta forma seleccionaron tanto a personas que querían dejar de fumar, como a aquellas que no deseaban abandonar el hábito. A un grupo de personas les dieron cigarrillos electrónicos diciéndoles que podían usarlos o no, tanto como quisieran, y un grupo de control no recibió nada.

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El estudio mostró que las personas del grupo al que se proporcionó cigarrillos electrónicos tenían más probabilidades de informar una abstinencia de cigarrillos tradicionales. También era más probable que informaran que habían reducido la cantidad de cigarrillos que fumaban por día y la cantidad de “intentos para dejar de fumar”. Los intentos de dejar de fumar son un factor de medición importante, porque las personas generalmente necesitan varios intentos antes de poder dejar de fumar con éxito.

El estudio incluyó a personas de 11 ciudades de los EE. UU. y duró cuatro años. Al principio, Carpenter tenía la intención de recolectar muestras bioquímicas de los participantes en el área de Charleston para verificar sus autoinformes sobre el comportamiento de fumar, pero la pandemia de COVID impidió recolectar dichas muestras en persona. A pesar de este impedimento, según el investigador los autoinformes de los participantes sobre su conducta de fumar todavía se consideran muy confiables.

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Los investigadores esperan que sus hallazgos se tengan en cuenta para que los legisladores decidan cómo manejar los cigarrillos electrónicos en materia de salud pública. “Nadie quiere los cigarrillos electrónicos en manos de los niños, y deberíamos hacer todo lo posible para detener eso. Pero no deberíamos negar esta opción a los fumadores adultos que de otro modo no pueden dejar de fumar”, ha concluido Carpenter.

Actualizado: 21 de agosto de 2023

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