Hacer más ejercicio entre los 45 y 65 años ayudaría a prevenir el alzhéimer

30/04/2025
Los expertos recomiendan hacer ejercicio físico durante toda la vida, pero nunca es tarde para empezar y obtener todos los efectos beneficiosos que se atribuyen a su práctica, tanto para la salud, como para el bienestar emocional. Ahora, un nuevo estudio realizado por científicos españoles añade una razón más para incluirlo en tu rutina diaria, ya que ha encontrado que incrementar la actividad física entre los 45 y los 65 años podría ayudar a prevenir el alzhéimer, mientras que el sedentarismo podría perjudicar la salud cerebral.
Esta es la principal conclusión del artículo científico que han publicado los autores del estudio en Alzheimer's & Dementia, en el que destacan la necesidad de fomentar la actividad física en personas adultas de mediana edad. El estudio ha sido fruto de una colaboración entre el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)1, centro impulsado por la Fundación ‘la Caixa’, y el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall.
Se estima que un 13% de los casos de la enfermedad de Alzheimer en todo el mundo se pueden atribuir a la inactividad física. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda de 150 a 300 minutos de actividad moderada por semana o de 75 a 150 minutos de actividad intensa por semana. Aunque se ha investigado ampliamente cómo el ejercicio reduce el riesgo de alzhéimer al mejorar la salud cardiovascular y mental, estudios recientes sugieren que la actividad física puede tener un impacto directo en el desarrollo de las patologías cerebrales relacionadas con la enfermedad.
El ejercicio físico como estrategia de prevención de la demencia
El estudio ha sido liderado por Eider Arenaza-Urquijo, investigadora de ISGlobal, y en él han participado 337 personas de la cohorte longitudinal ALFA+, que pertenece al estudio ALFA (ALzheimer's and FAmilies). “Hicimos un seguimiento de cuatro años a residentes en Cataluña de mediana edad con antecedentes familiares de alzhéimer”, explica Müge Akıncı, investigadora doctoral en ISGlobal y en el BBRC en el momento de realizar el estudio y primera autora del mismo.
“Utilizamos cuestionarios de actividad física para evaluar el cambio de actividad en un periodo de 4 años, y pruebas de neuroimagen con el fin de analizar los efectos del ejercicio en la estructura y función cerebrales”, añade. Las personas se clasificaron en adherentes (es decir, seguían las recomendaciones de la OMS), no adherentes (realizaban una actividad física menor a la recomendada) y sedentarias (cero minutos de actividad física a la semana).
La proteína beta amiloide (Aβ) puede obstaculizar la comunicación neuronal si se acumula en el cerebro, y se considera el primer evento patológico de la enfermedad de Alzheimer. Aquellos participantes que aumentaron su actividad física hasta alcanzar los niveles recomendados por la OMS presentaron una menor acumulación de beta amiloide en comparación con aquellos que mantuvieron un estilo de vida sedentario o redujeron su actividad física. Además, parece ser dosis-dependiente; a mayor aumento de actividad, mayor reducción de la carga de amiloide.
Los participantes no sedentarios también mostraron un mayor grosor cortical en regiones del cerebro relacionadas con la enfermedad de Alzheimer. El grosor cortical en áreas temporales mediales es clave para la memoria, por lo que su adelgazamiento o atrofia (pérdida de volumen) es un signo temprano de neurodegeneración. “Incluso aquellas personas que realizaban una actividad física menor a la recomendada mostraron mayor grosor cortical que las sedentarias, lo que sugiere que cualquier nivel de movimiento, por mínimo que sea, aporta beneficios en salud”, aclara Müge Akıncı.
"Intervenciones dirigidas a promover el aumento de la actividad física podrían ser clave para reducir la incidencia de la enfermedad [de Alzheimer] en el futuro"
Los investigadores analizaron tanto el aumento de actividad física, como la adherencia a las recomendaciones de la OMS, y observaron que el beneficio de la actividad física parece estar relacionado con el aumento del ejercicio a lo largo del tiempo, más que con el cumplimiento de un umbral específico de actividad.
“Estos resultados refuerzan la importancia de fomentar el ejercicio en la mediana edad como estrategia de salud pública para la prevención del alzhéimer”, destaca Eider Arenaza-Urquijo, investigadora de ISGlobal e investigadora principal del estudio. “Intervenciones dirigidas a promover el aumento de la actividad física podrían ser clave para reducir la incidencia de la enfermedad en el futuro”, concluye.
Fuente: Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)
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- 1«Aumentar La Actividad física En La Mediana Edad podría Proteger Del alzhéimer». ISGLOBAL, 2025, https://www.isglobal.org/-/aumentar-la-actividad-fisica-en-la-mediana-edad-podria-proteger-del-alzheimer.
Actualizado: 30 de abril de 2025