Los antidepresivos no bastan para prevenir el suicidio

El empleo de fármacos antidepresivos no basta para prevenir el suicidio en pacientes de alto riesgo, por lo que los expertos reunidos en el XXV Curso de Actualización en Psiquiatría sugieren terapias alternativas.
Mujer tomando antidepresivos
Los investigadores están estudiando combinaciones de antidepresivos con antipsicóticos como el litio.

Los expertos advierten de que desde los años 50 del siglo pasado no se han reducido las tasas de suicidio a pesar del empleo de numerosos fármacos, como los antidepresivos, para manejar los trastornos mentales. De hecho, Philippe Courtet, presidente de la Asociación francesa de Psiquiatría Biológica, ha afirmado, durante el XXV Curso de Actualización en Psiquiatría, celebrado en Vitoria-Gasteiz, que la administración de antidepresivos a los pacientes con trastornos del ánimo, no es suficiente para prevenir el suicidio.

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Este experto ha hecho hincapié en la importancia de buscar nuevas estrategias para los pacientes con este riesgo, y ha señalado que en el caso de las personas que sufren depresión y tienen tendencias suicidas, se está investigando el tratamiento de preferencia con antidepresivos serotoninérgicos, así como una combinación de antidepresivos con antipsicóticos como el litio.

El dolor –ya sea físico, psicológico, o social– se ha asociado a un mayor riesgo de suicidio de manera independiente a la depresión

Alternativas de tratamiento para pacientes con ideación suicida

Los estudios sobre la fisiopatología del suicidio revelan que determinadas anomalías del sistema glutamatérgico e inflamatorio podrían estar involucradas en las conductas suicidas, lo que proporciona una base neurobiológica a los resultados de estos trabajos que señalan que la ketamina, al bloquear la transmisión del receptor NMDA, es capaz de disminuir la ideación suicida y contrarrestar la inflamación.

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Existen también evidencias científicas sobre el papel clave que desempeña el dolor –ya sea físico, psicológico, o social– en el riesgo de suicidio, ya que se ha asociado a este fenómeno de manera independiente a la depresión. Con respecto a esto, los investigadores sugieren que el receptor μ-opioide interviene en la regulación del estrés emocional y las interacciones sociales, y podría influir en las tendencias suicidas.

Los especialistas reunidos en el evento, también se han referido a una investigación que se publicó el año pasado, en la que se comparó la administración de buprenorfina sublingual (a dosis muy bajas) con placebo, en pacientes de alto riesgo con ideas suicidas, y que demostró que este fármaco del grupo de los opiáceos resultaba más eficaz que el placebo a las dos y a las cuatro semanas.

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Actualizado: 6 de octubre de 2017

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