Fluctuaciones en los niveles de colesterol ligados a más riesgo de demencia

Comprueban que las fluctuaciones en los niveles de colesterol en adultos mayores podrían ser un indicador temprano de problemas cognitivos y demencia en fases iniciales, mientras que mantener el colesterol estable podría ayudar a reducir estos riesgos.
Científico mostrando una gráfica con el nivel del colesterol

14/11/2024

Los cambios en la presión arterial o el nivel de azúcar en la sangre pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, y un nuevo estudio revela que el colesterol podría actuar como un predictor de problemas cognitivos, ya que ha encontrado que las personas mayores que experimentan variaciones en sus niveles de colesterol, a pesar de no haber modificado la medicación que toman para controlarlos, podrían tener más riesgo de desarrollar deterioro cognitivo y demencia en comparación con aquellas que mantienen niveles de colesterol estables.

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La investigación ha revelado que el riesgo es mayor entre quienes presentan fluctuaciones cada vez más inestables en sus niveles de colesterol a medida que estos aumentan, en comparación con quienes tienen fluctuaciones que disminuyen de forma estable. Estos hallazgos se han presentado en la conferencia Scientific Sessions de la American Heart Association (AHA) en Chicago y se consideran preliminares hasta que sean publicados en una revista científica revisada por expertos.

Las conclusiones sugieren que “una disminución o un aumento significativo en los niveles de colesterol en un adulto mayor podría ser una señal temprana de posibles problemas cognitivos y de etapas iniciales de demencia”, ha destacado la Dra. Zhen Zhou, investigadora principal del estudio y miembro de la Facultad de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia, en un artículo publicado por la AHA.

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La experta ha añadido que “monitorear los cambios en el colesterol a lo largo del tiempo en las personas mayores podría ser útil para implementar estrategias preventivas específicas en una etapa temprana”. También advierte que los resultados no deben interpretarse como una indicación de que quienes tienen niveles altos de colesterol deban evitar reducirlos, ya que “reducir los niveles de colesterol es una práctica bien establecida para disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares”.

Una posible obstrucción del flujo sanguíneo hacia el cerebro

El colesterol es una sustancia producida por el hígado, que también proviene de ciertos alimentos, principalmente de origen animal como la carne, los huevos, el queso y la leche. Se mide como colesterol total, pero también por sus componentes: LDL o lipoproteína de baja densidad, conocido como colesterol ‘malo’ porque puede formar placas en las arterias, y HDL o lipoproteínas de alta densidad, considerado ‘bueno’ porque ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Los triglicéridos son otro tipo de grasas que pueden contribuir a un colesterol no saludable.

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También se ha demostrado que tener colesterol alto aumenta el riesgo de demencia. Los autores del nuevo estudio querían averiguar si las variaciones no intencionales en los niveles de colesterol año tras año estaban relacionadas con un deterioro cognitivo o una progresión más rápida de la demencia, en comparación con quienes mantienen niveles estables.

El análisis incluyó datos de 9.846 adultos de Estados Unidos y Australia que participaron en el ensayo ASPREE, en el que se investigaba si la aspirina en dosis bajas podía ayudar a prevenir enfermedades relacionadas con la edad, como la demencia y patologías cardíacas. El ensayo también midió los niveles de colesterol de los participantes y se amplió a un estudio observacional.

Los adultos mayores con mayor variabilidad en el colesterol total tuvieron un 60% más probabilidades de desarrollar demencia y un 23% más de presentar deterioro cognitivo que los de menor variabilidad

Se midieron los niveles de colesterol total, LDL, HDL y triglicéridos al inicio del estudio y en cada visita anual durante los tres primeros años. Aquellos que comenzaron o suspendieron medicamentos para reducir lípidos durante el ensayo fueron excluidos del análisis. Los participantes tenían al menos 65 años y no tenían antecedentes de problemas cardiovasculares, demencia o deterioro cognitivo. Fueron divididos en cuatro grupos según la magnitud de las fluctuaciones en su colesterol total y LDL a lo largo de los tres años.

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Tras un seguimiento de más de cinco años, aquellos con mayor variabilidad en el colesterol total tuvieron un 60% más probabilidades de desarrollar demencia y un 23% más de presentar deterioro cognitivo que los de menor variabilidad. Las personas con mayor variabilidad en LDL tenían un 48% más probabilidades de desarrollar demencia y un 27% más riesgo de deterioro cognitivo comparado con aquellos de menor variabilidad. No se encontró relación entre HDL o triglicéridos y el riesgo de demencia o deterioro cognitivo, ni hubo diferencias significativas entre quienes tomaban o no medicamentos para reducir lípidos.

La Dra. Sudha Seshadri, directora fundadora del Instituto Glenn Biggs para Enfermedades de Alzheimer y Neurodegenerativas en UT Health San Antonio, que no ha participado en esta investigación, ha aclarado que al tratarse de un estudio observacional no se puede concluir que las fluctuaciones en el colesterol causen demencia, solo que ambas condiciones están relacionadas.

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En los últimos años, ha crecido el interés entre investigadores sobre el papel que las fluctuaciones en factores de riesgo cardiovascular podrían desempeñar en la salud cardíaca y cerebral. Sin embargo, la mayoría de los estudios se han centrado en la presión arterial, el ritmo cardíaco o la glucosa en sangre, según Zhou, que añade que es necesario investigar las causas de estas fluctuaciones y si la demencia comienza antes de los cambios en el colesterol, o si es una consecuencia de estos. También se plantea si otras condiciones crónicas podrían influir.

“Una posible explicación es que fluctuaciones significativas en los niveles de colesterol (total y LDL) pueden desestabilizar la placa ateroesclerótica, que se compone principalmente de colesterol LDL”, dijo Zhou. Esta desestabilización de las placas arteriales puede aumentar el riesgo de acumulación, ruptura y obstrucción del flujo sanguíneo hacia el cerebro.

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Por su parte, Seshadri subrayó que quienes tienen colesterol alto deben continuar con las recomendaciones médicas para reducirlo, no abandonar la medicación y mantener unos hábitos dietéticos saludables. “La constancia es algo que los médicos recomiendan de todas formas, y ese podría ser el mensaje que se desprenda de esto”, concluye.

Actualizado: 14 de noviembre de 2024

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