Olvidar no es tan malo, puede ser una forma de aprender

El olvido puede ser un proceso natural para priorizar los nuevos aprendizajes, mejorar nuestro bienestar, y contribuir a que nos adaptemos mejor a un entorno cambiante como el del mundo en que vivimos, según un estudio experimental.
Mitad de la cara de una mujer joven mirando hacia arriba

18/08/2023

A menudo nos quejamos de que nuestra memoria empeora y cada vez tenemos más despistes, como no recordar dónde hemos puesto las llaves o dónde hemos aparcado el coche, pero el cerebro envejece al igual que el resto del organismo y por eso no tiene nada de particular que perdamos facultades, sin que eso signifique que debamos preocuparnos.

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De hecho, los primeros resultados de pruebas experimentales realizadas por un equipo de neurocientíficos y que estaban diseñadas a analizar estas pérdidas de memoria señalan que "olvidar" puede no ser algo malo, sino que puede representar una forma de aprendizaje, y describen en un artículo los resultados que apoyan esta hipótesis.

El año pasado, los neurocientíficos que querían demostrar la nueva teoría sugirieron que los cambios en nuestra capacidad para acceder a recuerdos específicos se basan en la retroalimentación ambiental y la previsibilidad. Y que en lugar de ser un error, el olvido puede ser una característica funcional del cerebro, permitiéndole interactuar dinámicamente con un entorno dinámico.

En un mundo cambiante como el que vivimos, olvidar algunos recuerdos sería beneficioso, razonaron, ya que esto puede conducir a un comportamiento más flexible y una mejor toma de decisiones. Si los recuerdos se obtuvieron en circunstancias que no son del todo relevantes para el entorno actual, olvidarlos podría ser un cambio positivo que mejore nuestro bienestar.

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El "olvido natural" es reversible en ciertas circunstancias

Los investigadores han presentado en Cell Reports el primero de una serie de nuevos estudios experimentales donde se investigó el efecto del olvido natural –"diario"– con respecto a cómo los procesos normales de olvido afectan a particulares recuerdos en el cerebro. El equipo estudió una forma de olvido llamada interferencia retroactiva, en la que diferentes experiencias que ocurren muy próximas en el tiempo pueden provocar el olvido de recuerdos formados recientemente.

"Los recuerdos interferidos aún pueden reactivarse mediante señales circundantes que conducen a la expresión de la memoria"

Para llevar a cabo el estudio pidieron a los ratones que asociaran un objeto específico con un contexto o habitación en particular y después reconocieran ese objeto que fue desplazado de su contexto original. Sin embargo, los ratones olvidan estas asociaciones cuando se permite que las experiencias en competencia "interfieran" con el primer recuerdo.

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Para estudiar el resultado de esta forma de olvido en la propia memoria, los neurocientíficos etiquetaron genéticamente un "engrama" contextual (un grupo de células cerebrales que almacenan un recuerdo específico) en el cerebro de estos ratones, y siguieron la activación y funcionamiento de estas células después de que se produjese el olvido.

Utilizando una técnica llamada optogenética descubrieron que la estimulación de las células del engrama con luz recuperaba los recuerdos aparentemente perdidos en más de una situación conductual. Además, cuando a los ratones se les proporcionaron nuevas experiencias relacionadas con los recuerdos olvidados, los engramas 'perdidos' podrían rejuvenecerse naturalmente.

"Los recuerdos se almacenan en conjuntos de neuronas llamadas 'células de engrama' y el recuerdo exitoso de estos recuerdos implica la reactivación de estos conjuntos", ha declarado el Dr. Tomás Ryan, profesor asociado en la Escuela de Bioquímica e Inmunología y el Instituto de Neurociencia del Trinity College en el Trinity College de Dublín, y autor principal del artículo recién publicado.

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"Por extensión lógica, el olvido se produce cuando las células del engrama no se pueden reactivar. Sin embargo, cada vez está más claro que los recuerdos en sí siguen ahí, pero los conjuntos específicos no se activan y, por lo tanto, no se recupera el recuerdo. Es como si los recuerdos estuvieran guardados en una caja fuerte, pero no puedes recordar el código para desbloquearla".

"Nuestros hallazgos respaldan la idea de que la competencia entre engramas afecta el recuerdo y que el rastro de la memoria olvidada puede ser reactivado por señales naturales y artificiales, así como actualizadas con nueva información. El flujo continuo de cambios ambientales conduce a la codificación de múltiples engramas que compiten por su consolidación y expresión", añade la Dra. Livia Autore, becaria de posgrado del Consejo de Investigación Irlandés (IRC), que encabezó este trabajo en el Laboratorio Ryan en Trinity.

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"Entonces, si bien algunos pueden persistir sin ser perturbados, algunos estarán sujetos a la interferencia de la nueva información entrante y prevaleciente. Sin embargo, los recuerdos interferidos aún pueden reactivarse mediante señales circundantes que conducen a la expresión de la memoria, o por experiencias engañosas o novedosas, terminando en un resultado conductual actualizado".

Debido a que ahora sabemos que el "olvido natural" es reversible en ciertas circunstancias, este trabajo tiene implicaciones significativas para los estados de enfermedad, como en las personas que viven con la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, donde estos procesos cotidianos de olvido pueden ser erróneamente activados por una enfermedad cerebral.

Actualizado: 18 de agosto de 2023

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