Espirometría
La espirometría es una prueba no invasiva que permite conocer la función pulmonar de una persona. Consiste en respirar por la boca a través de un pequeño tubo, y forzar la respiración para medir el flujo aéreo.

Qué es la espirometría y cuándo se realiza

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 8 de octubre de 2025

La espirometría es una prueba que permite conocer el estado de los pulmones de una persona midiendo el aire que es capaz de inspirar y espirar. Se trata de una herramienta esencial, sencilla y no invasiva para el diagnóstico precoz y el seguimiento de las enfermedades respiratorias más frecuentes, entre ellas el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

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Tipos de espirometrías

Hay dos tipos de espirometrías básicas:

  • Espirometría simple o basal: es el tipo de espirometría más común y se utiliza como prueba de cribado o control del estado pulmonar, para el diagnóstico de enfermedades obstructivas o restrictivas y seguimiento de tratamientos. Consiste en que la persona respire lentamente primero con normalidad; luego tendrá que coger y soltar todo el aire que pueda. Así permite medir el volumen de aire que entra y sale de los pulmones, y el máximo que podría entrar y salir, y flujos respiratorios básicos, en especial:
    • Capacidad vital forzada (FVC): cantidad máxima de aire que se puede exhalar tras una inspiración profunda.
    • Volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV₁): volumen expulsado durante el primer segundo de la espiración forzada.
    • Relación FEV₁/FVC, fundamental para detectar obstrucciones bronquiales (como en EPOC o asma).
  • Espirometría forzada: está indicada en el estudio completo de la función pulmonar, valoración preoperatoria o control de la evolución de patologías respiratorias crónicas, es la más útil para el estudio de broncopatías. Consiste en que la persona coja todo el aire que pueda y después lo suelte bruscamente hasta que no pueda expulsar más. Así se mide la velocidad de flujo en relación con el volumen exhalado, es decir, la cantidad de aire por segundo que puede expulsar una persona. 
  • Espirometría con prueba broncodilatadora: evalúa la reversibilidad de la obstrucción bronquial.
    Se realiza una espirometría basal, luego el paciente inhala un broncodilatador de acción corta (por ejemplo, salbutamol) y, tras 15–20 minutos, se repite la prueba. Se considera respuesta positiva si el FEV₁ aumenta ≥12% y ≥200 mL respecto al valor previo. Es clave para el diagnóstico de asma bronquial y para diferenciarla de la EPOC.

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Una espirometría no nos dirá directamente cuál es el problema pulmonar al que nos enfrentamos, pero sí nos indica si la función pulmonar está alterada con un patrón obstructivo (el aire no puede salir fácilmente) o restrictivo (el aire no puede entrar). Esto ayuda mucho a decidir un tratamiento útil, y permite enfocar el diagnóstico con la clínica u otras pruebas.

Otros tipos de espirometrías son aquellas que se realizan después de un test de broncodilatación o de provocación. Los test de broncodilatación se realizan a las personas con patrón obstructivo en las que se quiere comprobar si se puede revertir con la toma de aerosoles. Los test de provocación se realizan cuando la espirometría forzada es normal pero se sospecha que tiene episodios aislados de obstrucción.

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Cuándo se hace una espirometría

La espirometría se hace cuando se sospecha de enfermedad pulmonar.

Cuándo se hace una espirometría

Se recomienda realizar una espirometría a todas las personas en las que se sospeche una enfermedad pulmonar, tanto para diagnosticarla como para controlar su evolución. Las enfermedades que más se benefician de una espirometría son:

  • EPOC: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica aparece en fumadores de largo tiempo de evolución. Hay dos variantes: enfisema y bronquitis crónica, aunque se solapan en ocasiones. La espirometría puede detectar el patrón obstructivo, comprobar que no revierte con broncodilatadores, y vigilar la evolución de la enfermedad.
  • Asma: el asma es otra enfermedad obstructiva del sistema respiratorio, pero esta vez sí es reversible con aerosoles broncodilatadores. Puede ser persistente y durar toda la vida, o relacionarse con alergias y ser más temporal.
  • Alergias: hay sustancias alérgicas que tienen un efecto directo en los bronquios pulmonares, haciendo que se obstruyan temporalmente. Una de las más comunes sería la alergia estacional al polen o gramíneas.
  • Fibrosis pulmonar: se trata de una enfermedad con un fuerte componente genético y cuyo origen no está aclarado. Aparece en la edad media de la vida, cuando de repente el pulmón comienza a fibrosarse. La espirometría detecta un patrón restrictivo.
  • Sarcoidosis: es una enfermedad autoinmune que afecta tanto a los pulmones como a otros órganos del cuerpo. Se forman granulomas internos que obstruyen los bronquios. La espirometría sirve para definir el grado de afectación.
  • Bronquiectasias: son lesiones puntuales del pulmón que producen una dilatación (a veces enorme) de los bronquios. La espirometría no suele ser la prueba diagnóstica definitiva, pero se pueden encontrar alteraciones poco concluyentes que animen a realizar más pruebas.

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Pese a ser una prueba sencilla, eficaz y segura y haber demostrado ampliamente su utilidad, los especialistas advierten de que la espirometría sigue infrautilizada fuera del ámbito hospitalario, lo que contribuye al elevado infra diagnóstico de patologías respiratorias en España. “Sabemos que muchas personas con asma o EPOC no están diagnosticadas. Si se generalizara el uso de la espirometría en la Atención Primaria, podríamos identificar los casos de forma temprana, iniciar tratamientos a tiempo y mejorar la calidad de vida de miles de pacientes”, explica el Dr. Ramón Fernández, coordinador del Subgrupo de Función Pulmonar del Área de Neumología Intervencionista de SEPAR.

Creado: 25 de febrero de 2014

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