Fiebre tifoidea
La fiebre tifoidea es una enfermedad grave y potencialmente mortal, endémica en países en vías de desarrollo, que se transmite a través de alimentos o bebidas contaminados. Conoce cómo hacer frente a sus síntomas y complicaciones.

Diagnóstico de la fiebre tifoidea

Por: Dra. Sari Arponen

Doctora en Medicina, especialista en Medicina Interna y experta en microbiota

Actualizado: 21 de septiembre de 2022

En una persona que reside en una zona endémica de fiebre tifoidea, o que ha viajado recientemente a una de estas regiones, y que comienza a manifestar síntomas de fiebre y dolor abdominal se debe sospechar la posibilidad de que haya contraído esta infección.

Una vez se acuda al centro hospitalario, es importante recoger los datos sobre los viajes del paciente y la ingesta de alimentos o bebidas posiblemente contaminados. En la exploración física, además de la fiebre y el dolor abdominal, puede haber bradicardia (pulso bajo) y en la segunda semana las manchas de la roséola.

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En la analítica de sangre de una persona con fiebre tifoidea suele hacer leucopenia (glóbulos blancos bajos) en el caso de los adultos, o leucocitosis en el caso de los niños. También es frecuente la anemia y una bajada de las plaquetas. Si en la tercera semana suben los glóbulos blancos hay que sospechar una perforación intestinal. Es frecuente también que haya aumento de las transaminasas hepáticas en la analítica de sangre. Si hay síntomas neurológicos y se realiza una punción lumbar, el líquido cefalorraquídeo suele ser normal o presentar un leve aumento de los leucocitos.

Para el diagnóstico específico de fiebre tifoidea se pueden realizar cultivos de sangre, que serán positivos en el 40-80% de los casos, dependiendo de cuántas muestras se recojan y los medios de cultivo utilizados. También se pueden cultivar la orina, las heces, el aspirado duodenal, o muestras cogidas de las manchas de la piel si las hubiera. El cultivo de heces es positivo entre el 40-90% de los casos según el momento de la recogida de la muestra. El cultivo de médula ósea es positivo hasta en el 90% de los casos, pero está menos disponible.

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Diagnóstico de la fiebre tifoidea: ELISA

Se puede hacer también estudio serológico para detectar anticuerpos, pero es poco útil en pacientes que residen en zonas endémicas. Pueden tener mayor utilidad en los viajeros, sobre todo de forma retrospectiva viendo el aumento de los títulos. El estudio de la reacción en cadena de la polimerasa de momento no ha logrado una sensibilidad suficiente como para utilizarse de forma rutinaria. El ELISA para los anticuerpos contra el antígeno Vi capsular es útil para diagnosticar a los portadores crónicos.

Diagnóstico diferencial de la fiebre tifoidea

En los entornos con escasos recursos es frecuente diagnosticar la fiebre tifoidea sólo en base a los síntomas y la sospecha clínica. Por ello, es muy importante realizar un diagnóstico diferencial adecuado con otras infecciones como malaria, rickettsiosis, amebiasis, dengue, leishmaniasis, fiebre Q, tularemia, melioidosis, y otras infecciones febriles producidas por bacterias que puedan causar gastroenteritis. Además, pueden coincidir en una misma persona la fiebre tifoidea con otro cuadro infeccioso, como por ejemplo malaria o dengue. 

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