Incendios y componentes del fuego

Actualizado: 18 de agosto de 2025
Hoy en día crear fuego está al alcance de cualquiera, pero aún así sigue siendo muy difícil controlarlo y se siguen provocando incendios debido al mal uso o a la falta de atención a la hora de manipularlo, al calor, la sequía, la ausencia del cuidado de la vegetación o, directamente, a pirómanos que los inician.
La mayoría de los incendios que ocurren en el medio doméstico son debidos a accidentes provocados por descuidos, como niños que juegan con fuego sin supervisión, una sartén con aceite olvidada, un cigarrillo que se prende al quedarnos dormidos…
Tanto si es un medio doméstico como laboral, los peligros del fuego son los mismos. No se debe subestimar nunca la capacidad de un incendio para destruir, ya que hoy en día la mayoría de materiales sintéticos que se utilizan son inflamables.
También se utiliza gran cantidad de material eléctrico que por fallos o cortocircuitos pueden provocar una reacción en cadena. Conocer los factores de riesgo también es de ayuda a la hora de prevenir incendios y mantener el entorno seguro.
Al mismo tiempo, cada estío activa el otro frente: el del monte. La campaña de 2025 ha dado un salto en agosto: el avance oficial del MITECO cifra 41.498 hectáreas forestales quemadas hasta el 10 de agosto, pero advierte que, al incorporar grandes incendios todavía no extinguidos, la estimación supera ya las 138.000 hectáreas, impulsada por varios megaincendios simultáneos en diversas comunidades. Son patrones que se repiten: olas de calor, viento, vegetación seca y decenas de focos activos al mismo tiempo.
Pero el fuego no es solo teoría. En 2023 murieron en España 249 personas por incendios, un 6% más que el año anterior; la mayoría falleció por inhalación de humo, no por llamas, y los siniestros con víctimas en vivienda se originaron con frecuencia en salones y dormitorios, a menudo vinculados a instalaciones eléctricas o aparatos de calor. En dicho año, se computaron un total de 131.599 siniestros por incendio, de los cuales 28.312 fueron en edificaciones, 18.512 fueron en viviendas (se registraron 50,72 incendios al día en vivienda). Son datos que retratan incendios por descuidos y riesgos evitables, tanto en casa como en el trabajo.
Este artículo va encaminado a que todo el mundo conozca los procedimientos en caso de encontrarse involucrado en un incendio, tanto si se presencia desde fuera y se requiere tu ayuda como si se está directamente involucrado como víctima.

Componentes del fuego
Para que un fuego o incendio se inicie y propague se desencadenan una serie de reacciones químicas en las que intervienen tres elementos clave: combustible, oxígeno y una fuente de ignición (calor). Tal y como apunta Diana Rodríguez Rodríguez, profesora de Ciencias Químicas de la Universidad de Castilla-La Mancha, esto se conoce como el triángulo del fuego:
- Calor o temperatura, para poner en marcha el proceso de ignición hace falta una chispa inicial, una fuente de calor que inicie el fuego: sobrecalentamiento eléctrico, llama abierta, fricción, reacciones químicas….
- Combustible, aquello que el fuego necesita para alimentarse y crecer, puede ser ropa, madera, gasolina, gas o cualquier elemento combustible que avive las llamas. En sólidos y líquidos, primero hay gasificación (pirólisis o evaporación): no arde la madera “maciza”, sino los vapores que desprende al calentarse.
- Oxígeno, el otro elemento indispensable, junto con el combustible, para que el fuego se alimente, aunque ciertos oxidantes químicos también pueden actuar como comburentes
Es importante conocer estos tres componentes, pues la actuación en caso de querer apagar un incendio es eliminar de la triada uno de ellos de manera que el fuego no pueda seguir creciendo y sea extinguido. La versión ampliada de este triángulo es el tetraedro, que añade la reacción en cadena: radicales libres y calor de la propia combustión que mantienen el proceso:
- Enfriamiento (quitar calor): agua, principalmente.
- Sofocación (quitar oxígeno): CO₂, mantas ignífugas, tapas/arena.
- Eliminación del combustible: cerrar una válvula de gas, retirar material.
- Inhibición de la reacción en cadena: polvos químicos específicos.
Como resultado de esta combustión aparece también el humo y gases tóxicos como el monóxido de carbono, metano, compuestos orgánicos volátiles (como benceno y tolueno), óxido nitroso y los óxidos de nitrógeno, óxido nítrico y el dióxido de nitrógeno así como el material particulado (PM, por sus siglas en inglés), otros elementos de un incendio a tener en cuenta, ya que son tan dañinos como el fuego mismo.

Tipos de incendios y sus riesgos
Dependiendo de los elementos involucrados en la formación del fuego y de la causa de origen, los incendios tienen diferentes características y, por tanto, sus consecuencias serán diferentes en cada caso:
- Materiales sólidos ordinarios: estos materiales son cualquiera que podamos encontrar en cualquier entorno, papel, madera, cartón, telas…, su característica principal es que arden rápido, propagan el fuego con velocidad y dejan atrás brasas que continúan activas aun sin llamas.
- Líquidos inflamables y combustibles: como por ejemplo pinturas, gasolina, aceite…, son muy peligrosos por el riesgo de explosión que tienen.
- Gases inflamables: bombonas de butano, propano o metano. Al igual que los líquidos, también provocan explosiones.
- Metales y no metales: incendios causados por la combustión de pequeñas partículas o virutas de estos elementos. Crean una atmósfera muy densa y tóxica.
Consecuencias de un incendio
Si es posible determinar el tipo de incendio y qué clase de material combustible utiliza, es más sencillo tratar con las consecuencias posteriores:
- Humo y gases calientes: la gran cantidad de calor que se genera en un incendio hace que el aire alcance temperaturas muy altas, y al respirarlo provoca quemaduras internas en los órganos respiratorios, sin contar la dificultad visual que crea el humo.
- Calor y llamas: las llamas como principal causa de quemaduras y el calor extremo que provoca deshidratación y extenuación.
- Gases tóxicos: gases que al respirarlos dañan mucosas y pueden afectar al sistema nervioso, directamente al cerebro.
- Conductas extremas: el pánico y la pérdida de control hacen que el afectado adquiera conductas extremas incluso suicidas.
Creado: 19 de agosto de 2013