Pericarditis
El pericardio envuelve al corazón y lo separa de las estructuras vecinas. Su inflamación se conoce como pericarditis, la cual puede impedir un correcto funcionamiento cardíaco y tener peligrosas consecuencias.

Pericarditis crónica constrictiva

Doctor Miguel Vacas

Por: Dr. Miguel Vacas Córdoba

Especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

Actualizado: 28 de junio de 2022

La pericarditis crónica constrictiva es una enfermedad producida por una inflamación prolongada en el tiempo del pericardio (más de seis semanas). Consiste en un engrosamiento, fibrosis y calcificación de éste, que se vuelve rígido e impide un correcto funcionamiento del corazón. La pericarditis que más frecuentemente evoluciona hacia una pericarditis crónica constrictiva es la tuberculosa (bacteriana), siendo raro que lo haga la pericarditis viral o idiopática (en caso de hacerlo no suele ser especialmente grave, al contrario que la producida por bacterias).

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El pericardio fibrosado actúa como un caparazón que impide la dilatación completa del corazón, comprometiendo su funcionamiento y produciendo alteraciones en la función de aurículas y ventrículos.

Síntomas de pericarditis crónica constrictiva

Las síntomas más frecuentes de la pericarditis crónica constrictiva se producen por insuficiencia cardíaca derecha (es decir, las cavidades derechas del corazón no pueden bombear la sangre de una forma adecuada, produciéndose la acumulación de ésta a distintos niveles del aparato circulatorio). Así, en la exploración física los pacientes afectados por pericarditis crónica constrictiva suelen presentar una vena yugular gruesa y distendida debido al acúmulo de sangre (fenómeno conocido en términos médicos como ingurgitación venosa yugular), derrame pleural derecho o bilateral (por acumulación de líquido entre los pulmones y el tórax), ascitis (por acúmulo de líquido en la cavidad peritoneal del abdomen) o hinchazón de las piernas, aunque estos síntomas no siempre están presentes.

Pericarditis crónica constrictiva

Puede aparecer también mayor cansancio, debilidad o dificultad para respirar. Un hallazgo típico de la pericarditis crónica constrictiva es el signo de Kussmaul, que consiste en un aumento de la presión venosa central cuando el paciente inspira y toma aire (la presión venosa central es la presión que ejerce la sangre a nivel de la vena cava superior, que es un vaso sanguíneo que está situado cerca de la aurícula derecha del corazón). Sin embargo este fenómeno no es exclusivo de la pericarditis crónica, pudiendo verse también en otras enfermedades.

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Diagnóstico de la pericarditis crónica constrictiva

El diagnóstico de la pericarditis crónica se realiza en base a los síntomas y a los resultados de las pruebas complementarias. Las pruebas más utilizadas son, al igual que en la pericarditis aguda, el electrocardiograma, la radiografía de tórax (donde en la mitad de los casos se puede ver el pericardio calcificado, siendo el corazón de tamaño normal), el ecocardiograma u otras pruebas de imagen como la resonancia magnética, que permite un diagnóstico más preciso, pues posibilita visualizar de forma más precisa el engrosamiento del pericardio.

Tratamiento de la pericarditis crónica constrictiva

El tratamiento definitivo de la pericarditis crónica constrictiva es la pericardiectomía, es decir, la extirpación quirúrgica de parte del pericardio. Por lo general, se estima que este procedimiento soluciona el 85% de los casos.

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El pronóstico es muy variable, ya que algunos pacientes mejoran rápidamente después de la cirugía mientras que otros tardan más tiempo en hacerlo. En algunos casos, la evolución después de la operación puede ser mala produciéndose incluso la muerte (la mortalidad quirúrgica se sitúa en torno al 10% –sobre todo en pacientes con insuficiencia cardíaca grave–). Por ello, no se suele optar por la cirugía salvo que este problema coronario interfiera en la vida diaria. 

En estos pacientes suele ser necesario el uso de diuréticos para ayudar a expulsar la orina y llevar una dieta baja en sodio.

Creado: 17 de enero de 2014

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