Tromboembolismo pulmonar
El tromboembolismo pulmonar (TEP) es la oclusión de parte del sistema venoso de los pulmones a causa de un émbolo o trombo que procede de otra parte del cuerpo. Conoce sus síntomas, cómo prevenirlo y cuál es su tratamiento.

Diagnóstico de tromboembolismo pulmonar

Por: David Saceda Corralo

Médico Interno Residente, especialista en Dermatología Medicoquirúrgica y Veneorología

Actualizado: 29 de julio de 2022

Hay varias pruebas que permiten detectar un tromboembolismo pulmonar (TEP). Las más útiles para su diagnóstico son aquellas que proporcionan información rápida y eficaz, ya que un TEP es una emergencia médica en la que un tratamiento a tiempo salva la vida del paciente.

  • Radiografía de tórax: nos permite tener una imagen rápida de los pulmones y el corazón en muy pocos segundos y sin que el paciente necesite una preparación previa. Sirve para confirmar que todo está bien, y en caso de TEP se observarán alteraciones difusas y poco concretas en los pulmones, así que no permite diagnosticar un tromboembolismo pulmonar directamente.
  • Gasometría arterial: consiste en la extracción de sangre arterial de la arteria radial que pasa por la muñeca. Es un poco molesto para el paciente, pero el pinchazo dura apenas unos segundos y permite conocer el estado de oxigenación de la sangre. En el TEP suele haber menos oxígeno en sangre de lo normal.
  • Análisis de dímero-D: el dímero-D es una molécula que se produce al diluirse los trombos sanguíneos del organismo. En un TEP el trombo impactado en las venas se diluye un poco, aunque no del todo, y expulsa a la sangre esa sustancia que puede ser detectada en un análisis de sangre. Es una prueba muy útil para excluir un tromboembolismo pulmonar, pero no tanto para confirmarlo, ya que el dímero-D puede encontrarse también en infartos cardíacos, después de cirugías, cáncer, o casi cualquier enfermedad generalizada.
  • Gammagrafía de ventilación/perfusión: es una prueba muy útil para detectar un TEP. Por un lado, permite señalar las partes del pulmón a las que llega sangre correctamente y, por otro, señala si esas partes están bien ventiladas y les llega aire correctamente. Un TEP ocasionaría que una parte de pulmón estuviese bien ventilada pero mal perfundida de sangre. Esta prueba no es útil en pacientes que tengan una enfermedad pulmonar previa (por ejemplo, EPOC).
  • AngioTAC con contraste: consiste en la realización de TAC con contraste intravenoso, de forma que las venas pulmonares se “dibujen” en la imagen. En situaciones de urgencia es mejor que la gammagrafía, ya que aporta resultados más rápidamente. Además, permite tener una imagen general del tórax para realizar otros diagnósticos sobre la marcha. Lo malo es que es necesario introducir un contraste yodado que resulta muy tóxico para mujeres embarazadas, personas alérgicas y enfermos con insuficiencia renal.
  • Angiografía pulmonar: esta prueba detecta un tromboembolismo pulmonar con una muy alta seguridad, pero por desgracia es la prueba más cara y más agresiva para el paciente. Consiste en la introducción directa de contraste yodado en los vasos sanguíneos pulmonares a través de un catéter que llega hasta los mismos pulmones. De esta forma, las venas pulmonares se “dibujan” mucho mejor. Sólo se realiza cuando la sospecha de TEP es muy alta y el resto de pruebas no confirman del todo su presencia.
  • Ecografía venosa de piernas: esta prueba no diagnostica por sí misma un TEP, pero hay que tener en cuenta que el 95% de los TEP suceden como consecuencia de una trombosis venosa profunda en las piernas. Por tanto, siempre se realiza una ecografía-doppler de las venas de las piernas, porque la existencia de una trombosis apoyaría mucho el diagnóstico de TEP.
  • Ecocardiografía: de nuevo, esta prueba no es diagnóstica de TEP por sí sola y no tiene por qué realizarse. Sin embargo, muchas veces se realiza un ecocardiograma para ver hasta qué punto se ha afectado el corazón y también para descartar que el problema sea cardíaco y no pulmonar.

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