Problemas de sueño en los mayores
Un elevado porcentaje de personas mayores de 65 años presenta algún trastorno del sueño, como el insomnio y los despertares durante la noche. Si ese es tu caso, estos consejos te ayudarán a dormir mejor.

Causas de insomnio en las personas mayores

Una mujer mayor despierta se despierta de madrugada
Los cambios fisiológicos asociados al envejecimiento conllevan una reducción del tiempo de sueño profundo, y un aumento del sueño ligero.
Marina García

Por: Marina García

Periodista, experta en salud y tercera edad

Actualizado: 5 de abril de 2024

El envejecimiento afecta a todas las funciones que realiza el organismo e influye también en la calidad del sueño. Diferentes estudios, entre los que se encuentra Trastornos del sueño en el anciano y en las demencias, realizado por profesionales de la Clínica Psicogeriátrica Josefina Arregui y el Servicio de Neurología del Hospital de Navarra, indican que los trastornos del sueño son muy frecuentes entre los adultos mayores debido, entre otras razones, a los cambios fisiológicos que experimenta la persona con el paso de los años, y que conllevan una reducción del tiempo que se invierte en el sueño lento (conocido como profundo), y un aumento del sueño ligero (fases 1 y 2 del sueño). Esta situación genera un círculo vicioso, ya que se tiende a tener más despertares durante la noche, a levantarse de la cama a una hora muy temprana, y a dormir un tiempo excesivo durante el día, lo que a su vez dificulta el sueño nocturno.

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El insomnio es un trastorno del sueño que se manifiesta con un estado de vigilia a la hora de dormir. Según la Organización Mundial de la Salud se pueden diferenciar 88 trastornos del sueño, pero entre todos ellos el insomnio es el más frecuente, afectando al 8-10% de la población adulta. Sin embargo, como se indica desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, este porcentaje aumenta entre las personas mayores de 65 años, situándose en un 32% aproximadamente.

Aunque las causas por las que personas mayores presentan este problema son muy variadas, se considera que las siguientes son las principales:

  • Reducción de la necesidad del sueño debido a una menor capacidad de regeneración del cerebro.
  • Cambios en los patrones de sueño: a medida que las personas envejecen, pueden experimentar una pérdida de la capacidad de regular adecuadamente los ritmos circadianos, que afectan el ciclo de sueño-vigilia, por lo que, en comparación con un adulto joven, su sueño nocturno es menor, pero el diurno mayor, llevando a que se duerman y se despierten más temprano de lo que solían hacerlo
  • Reducción de la actividad diurna.
  • Padecimiento de alguna patología física: los expertos señalan que cualquier patología crónica como la enfermedad cardíaca, la diabetes, la artritis, la enfermedad pulmonar, la menopausia, la nocturia (necesidad de orinar con frecuencia durante la noche), y el reflujo ácido, pueden afectar directamente a la calidad del sueño; e incluso los efectos de algunas de ellas sólo se ven reflejados durante la noche, como el síndrome de piernas inquietas, o la apnea obstructiva del sueño, esta última puede causar que se despierten frecuentemente durante la noche debido a interrupciones en la respiración.
  • Problemas psicológicos: como la ansiedad, la depresión o el estrés, también reducen la capacidad de dormir por la noche y afectan a la calidad del sueño. Es más probable que las personas mayores experimenten eventos estresantes como la pérdida de seres queridos, lo que puede interferir con su sueño.
  • Enfermedad de Alzheimer y otras demencias: los trastornos cognitivos pueden alterar significativamente los patrones de sueño en las personas mayores.
  • La toma de ciertos medicamentos dificulta el descanso porque pueden provocar la alteración de la secreción de melatonina (hormona que interviene en la regulación del sueño), el aumento de las ganas de orinar, o un mayor estado de alerta. Entre los fármacos que pueden tener estos efectos secundarios se encuentran algunos utilizados para el tratamiento de la hipertensión, los corticoesteroides, y los antidepresivos, entre otros. 
  • Automedicación para conciliar el sueño, ya que la falta de control por parte de un profesional sanitario para el tratamiento del insomnio puede originar el efecto contrario.
  • Unos malos hábitos de vida, como la ingesta de alcohol o de sustancias excitantes, el sedentarismo y el tabaquismo, afectan negativamente al descanso.
  • Cambios ambientales: factores como el ruido, la luz, la temperatura y la comodidad del colchón pueden afectar más a las personas mayores y alterar su sueño.

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Para abordar estos problemas, es fundamental una evaluación médica que permita identificar causas específicas y desarrollar un plan de tratamiento adecuado, que podría incluir cambios en el estilo de vida, ajustes en la medicación y, en algunos casos, terapias específicas para el sueño.

Creado: 10 de julio de 2015

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